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A las 10 dejamos el coche en Las Dehesas, hace un día fantástico, algo frío aunque seguramente conforme se acerque el mediodía apretará el calor por lo que decicimos no ir muy cargados de ropa.
La subida a la Fuenfría, para los que no la conozcan, es una subida cómoda, donde lo más duro está en el primer tramo de asfalto, luego es bastante tendidita y agradable por el paisaje. Aún así, como Miguel lleva dos meses sin coger la bici por un problema de rodilla vamos a un ritmo tranquilo. Nos pasan los machacas resoplando como búfalos, luego nos encontraremos arriba. Hay bastante gente por el camino, ciclistas y andarines, disfrutando del día y de las vistas.
En la zona umbría antes del mirador de la reina nos encontramos con unos doscientos metros de nieve pero muy pisable que atravesamos sin problemas porque además es una zona llana.
Por fin llegamos al collado de la Fuenfría. Hay bastante gente por allí, gente con sus mascotas, ciclistas,... Decidimos ir hacia Marichiva y cada vez nos encontramos con más nieve aunque sigue sin ser peligroso, este tramos es bastante llano y apenas hay alguna placa de hielo. En el collado de Marichiva paramos a repostar. En la vertiente norte se ve que el camino está cubierto de nieve pero parece blanda así que nos tiramos por ahí hasta alcanzar las pistas del río Moros. La bajada se hace divertida porque hay algunos tramos en los que nos sabes donde vas a acabar, aunque la nieve está bastante bien y no hay muchísima, apenas cubre la cubierta.
Al llegar a las pistas del rio Moros vemos que hacia la izquierda sí hay un tramo muy largo de hielo, prácticamente inciclable, vemos a un tipo que viene andando con la bici haciendo equilibrio, casi patinando, y nos dice que está imposible por ahí. Vale, nos vamos por el otro lado, la margen derecha del río. Esta pista está mucho mejor, no hay nieve.
Después de un descenso vertiginoso llegamos al Puente Negro y tiramos para el sur por el tramo asfaltado que sale de él. Al llegar a la curva de la que sale la cañada que va al Arcipreste de Hita decidimos seguir por el tramo asfaltado a ver si encontramos algún sendero que cruce hacia el sur. Después de un ratillo llegamos a un arrastradero con mucha pendiente. La otra opción es volver a Marichiva por el hielo y subir el collado por el camino nevado, así que subimos por el arrastradero hasta que nos es imposible por la nieve acumulada, pie a tierra.
Llegamos por fin al collado del Mostajo. Nos encontramos con una valla de piedra, separación de las provincias de Madrid y Segovia y el GR10 que va cresteando hasta La Peñota. Saltamos la valla y nos tiramos campo a través hacia el camino de La Solana que se ve desde arriba. Al principio la vegetación no es problema pero conforme se va bajando se vuelve más tupida e imposible de ir montado encima. La inclinación del terreno también es importante, así que bajamos con la bici al hombro entre retamas y zarzas.
Por fin llegamos al camino y tras una bajada rápida y peligrosa porque el camino es de tierra y piedras sueltas llegamos de nuevo a Cercedilla. Sólo queda callejear para llegar de nuevo a Las Dehesas.
Miguel ha llegado con la piedras como hormigón, demasiada tralla para tanta inactividad. Esto solo se soluciona de una manera: entrecot de buey en el restaurante Gaia de Guadarrama, jajajajajaja.
De esta rutilla apenas hay fotos porque no llevábamos cámara, pero con el móvil hicimos alguna (perdón por la calidad)
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