"Nuestra guerra contra Bashar al Assad no comenzó por las protestas civiles pacíficas de la Primavera Árabe en 2011", sino en 2000, "cuando Catar ofreció construir un gasoducto por valor de 10.000 millones de dólares que atravesara Arabia Saudita, Jordania, Siria y Turquía", señala Kennedy.
Esa infraestructura hubiera garantizado que los reinos suníes del golfo Pérsico tuvieran una ventaja decisiva en los mercados mundiales de gas y hubiese fortalecido a Catar, que es el aliado más cercano que Estados Unidos posee en la región, según destaca el autor, quien hace hincapié en que allí se encuentran dos de las principales bases militares norteamericanas y la sede del Mando Central de Estados Unidos en Oriente Medio.
