Nadie discute que el gran dominador del ciclismo actual no es otro que Chris Froome. El ciclista británico de 32 años nacido en Nairobi es hoy por hoy el capo absoluto del pelotón internacional, aunque una parte importante de este dominio se deba también al respaldo de su poderoso equipo Sky.
Son numerosos los rivales que estos últimos tiempos le han discutido su hegemonía, Alberto Contador, Vincenzo Nibali, Nairo Quintana, Fabio Aru, etcétera, pero lo cierto es que en el único de los últimos cinco Tours de Francia en que no se ha proclamado vencedor fue el de 2014, y la verdadera razón fue el abandono a causa de sus repetidas caídas en los primeros días que le produjeron sendas fracturas en las manos.
Aun así, los años no pasan en balde para nadie y el dominio de Froome no parece tan abrumador como antaño. En el pasado Tour de Francia muchos fueron quienes echaron de menos la presencia de un corredor como Tom Dumoulin que puede mirarle de tú a tú en su especialidad, la contrarreloj, y que además se ha mostrado capaz de superar con los mejores la alta montaña.
Dumoulin apunta alto y tras su victoria en el Giro 2017 se postula como uno de los hombres a batir de cara al futuro. Ya todos son conscientes de ello y eso hace que hoy por hoy el ciclista holandés se haya convertido en uno de los corredores que pueden terminar con la supremacía de Chris Froome en el Tour, así lo confirma la casa de apuestas BetStars, que ya en este momento lo coloca como segundo máximo favorito al triunfo final para el Tour 2018, tan solo por detrás del británico.
¿Pero cómo ha llegado hasta aquí? Sin duda la explosión de Tom Dumoulin se produjo en 2015 y más concretamente en la Vuelta a España.
Apenas dos meses antes había captado ya la atención del mundo del ciclismo con su cuarto puesto en la contrarreloj inicial del Tour de Francia que tomaba la salida en su país, aunque desafortunadamente dos días después habría de abandonar tras una importante caída.
Este contratiempo dirigió la temporada del holandés hacia La Vuelta, que sin duda fue su rampa de lanzamiento. Su segundo puesto en la 2ª etapa ya era un aviso de lo vendría solo unos días después, cuando en La Cumbre del Sol se imponía en la línea de meta por delante nada menos que de Purito Rodríguez y Chris Froome, enfundándose por segunda vez en la ronda y durante dos días más el maillot de líder. El órdago ya estaba lanzado. Su solidez en la montaña y una nueva victoria en la contrarreloj de 38,7 kms de Burgos, lo volvían a colocar líder y en buena disposición para lograr el triunfo final a falta de cuatro jornadas, sin embargo una encerrona con un ataque lejano en la penúltima etapa de un Fabio Aru llevado en volandas por su equipo, le dejó cortado perdiendo todas las posibilidades de hacerse con el triunfo final y terminando en 6º lugar. Sin duda una lección cruel para un ciclista de tan solo 24 años.
Tras esa gran temporada, 2016 fue un año de momentos agridulces para el corredor de Maastricht. Modificó su calendario y disputó por primera vez el Giro de Italia donde ganó la contrarreloj inicial y fue líder durante 6 jornadas, para acabar abandonando en la undécima etapa por un problema de inflamación en el perineo que prácticamente le impedía sentarse en el sillín.
Este mismo año disputa el Tour de Francia y consigue dos triunfos de etapa; el primero de ellos con final en el puerto de categoría especial de Arcalis, Andorra, y el segundo en la contrarreloj de 37,5 kms de la 13ª etapa. Por desgracia en la 19ª sufrió una caída que le provocó la fractura del radio de la mano izquierda obligándole a abandonar.
Las repercusiones de esta caída iban más allá de la propia retirada en la ronda gala, puesto que uno de los objetivos prioritarios del ciclista neerlandés era la prueba de contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Río en la que aparecía como uno de los máximos favoritos al triunfo. Contra todo pronóstico y con apenas 19 días por delante para recuperarse de una lesión cuyo diagnostico eran 40, Dumoulin venció al tiempo y se presentó en la línea de salida de Brasil con un futuro totalmente incierto. Asombrosamente logró la medalla de plata por detrás de Fabian Cancellara relegando a Chris Froome al bronce y poniendo el broche final a una complicadísima temporada.
En 2017 y ya corriendo para el equipo Sunweb, Dumoulin se centró en su primer objetivo, el Giro de Italia, aunque sin cerrar la posibilidad de disputar la Vuelta a España. La empresa no era sencilla porque el doble vencedor de la carrera, Vincenzo Nibali, y un Nairo Quintana en un gran estado de forma, también habían apostado por la Corsa Rosa.
La carrera italiana que este año cubría su 100ª edición disfrutó de un duelo espectacular por parte de los que a priori eran los favoritos. Nairo Quintana daba un golpe de mano alcanzando la victoria y el liderato en la 9ª etapa con final en el Blockhaus, distanciando en 24 segundos a Dumoulin y un minuto a Nibali. Sin embargo, el de Maastricht hacía buenos los pronósticos y lograba el triunfo en la prueba contrarreloj de la 10ª etapa, distanciando en 2’07” al italiano y arrebatando la ‘maglia’ rosa del colombiano que llegaba a meta con 2’53” perdidos.
Esta circunstancia dejaba en cabeza con una cómoda ventaja a un Dumoulin que se impondría de nuevo en la 14ª etapa con final en el Santuario de Oropa, dando un golpe moral a sus rivales que veían como no podían recortar tiempo en un final en alto. Posteriormente, la etapa 16ª daba de nuevo emoción al Giro cuando camino del Stelvio el holandés sufre unos problemas estomacales que le hacen bajarse de la bicicleta en una insólita imagen que quedará en la memoria de muchos aficionados. Dumoulin ve como sus rivales aprovechan el momento y debe emprender una persecución en solitario de 35 kms en la que se le escapan 2 minutos con respecto a los favoritos, en una etapa que se adjudica Vincenzo Nibali. Esto le hace perder gran parte de su renta, pero no le impide administrarla adecuadamente para proclamarse vencedor absoluto en Milán.
Tom Dumoulin se corona como el primer holandés en vencer en la ronda italiana y el tercero en ganar una gran vuelta. Mientras que por otro lado se muestra como un ciclista capaz de gestionar con pulso firme una gran carrera aun no estando arropado por un gran equipo en la mayoría de situaciones, todo lo contrario de lo que habitualmente sucede con Chris Froome.
Tras el Giro, Dumoulin decidía renunciar a la Vuelta España, una de sus carreras favoritas, con la intención de centrarse en el Campeonato del Mundo de Bergen, donde participará en la singular prueba de contrarreloj individual con final en alto, como uno de los grandes favoritos a la medalla de oro. Si los pronósticos se confirman cerraría la mejor temporada de su carrera profesional.
Ya de cara a 2018 la temporada se presume emocionante para Tom Dumoulin. A día de hoy, son muchos los aficionados que esperan impacientes presenciar el duelo Froome - Dumoulin que de algún modo paliará un poco la nostalgia provocada por la ausencia de Alberto Contador. Esperemos que no defrauden.