"Solo los más recios y fuertes son dignos de llamarse Espartanos", y solo son Espartanos aquellos que tienen la valentía y el honor de competir en una prueba de esta envergadura.
Era el año 2007 cuando una cuadrilla de amigos nos enteramos que se iba a celebrar una carrera de mountain bike en una localidad cántabra, llamada Cabezón de la Sal, con un recorrido de 165 kilómetros y un desnivel superior a 4.000 metros positivos. No sé qué nos pudo llamar la atención de semejante locura, pero lo cierto es que nos apuntamos con la intención de ver cuál era nuestra respuesta ante semejante reto.
La historia de ese primer año casi todo el mundo la conoce, de ahí el nombre , “El Infierno Cántabro”. Lluvia, frío helador, hipotermias, ese año marco un antes y un después de este magnífico evento deportivo.
Han pasado diez años y aunque creía que solo había faltado uno, analizando todos los años, cierto es que he faltado dos años a la cita, por lo que este ha sido mi octavo Soplao, y puedo decir con orgullo que en las ocho ediciones en las que he competido, he finalizado la prueba.
La historia de esta prueba sería difícil resumirla, pero este año que después de llegar a meta he contemplado como otros bikers y participantes de las diferentes modalidades lo hacían pude comprobar que a todos les embargaba la emoción y la alegría del reto conseguido.
Para mí esa es la esencia del Soplao, la emoción de llegar y poder compartir con los tuyos esa sensación.
Cada uno de los participantes tenemos nuestra motivación y nuestra razón para montarnos en una bicicleta y estar muchas horas pedaleando, sabiendo que vamos a tener momentos muy difíciles y que tendremos que saber gestionarlos.
Este año ha sido especialmente difícil para mí. Venía bien entrenado, bien de peso, pero ya desde la salida vi que no carburaba bien, y pensé: “tranquilo ya te recuperaras, dosifica y no pares de dar pedales”.
Tener conocimiento del recorrido de la prueba tiene una ventaja, pero a su vez un inconveniente. Si vas bien, controlas lo que te queda y aprietas donde sabes que puedes hacerlo, pero como vayas mal, sabes todo lo que te queda para acabar y eso puede fundirte mentalmente.
Al ver que pasaban los kilómetros y no conseguía golpe de pedal, mi motivación iba disminuyendo a pasos agigantados y mi moral caía como la bolsa cuando baja el petróleo, pero mi lado espartano me mantenía encima de la bicicleta y me hacía luchar cada segundo, cada minuto, cada hora, en definitiva cada pedalada.
Ahora toca levantarse. Dicen que Ludwing Van Beethoven, ante el drama de la sordera que amenazaba con acabar con una vocación que le convertiría en un genio, afirmó: “me apoderaré del destino, lo agarraré por el cuello y no me dominará”. Dicho de otro modo hay que perseverar.
Si siembras un acto cosecharas un hábito. Si siembras un hábito cosecharás un carácter. Y si siembras un carácter cosecharás un destino.
Yo siempre había convertido en un hábito competir en esta prueba, tengo carácter y además, ¡¡¡¡¡¡¡¡esto es el Soplao, cojones!!!!!.
Así que me dejé de chorradas y empecé a pedalear con más fuerza. Cierto es, que me ayudó una tormenta que refrigeró mi motor, ya que el día había sido muy caluroso y con mucha humedad y esas condiciones normalmente me afectan de manera negativa. Nunca pensé tener como aliada a la lluvia, con lo mal que me lo había hecho pasar en ediciones anteriores. Pero por una vez, ¡Gracias!.
Subí el Negreo como nunca y apreté los dientes hasta meta para finalizar en un tiempo de 9 horas 12 minutos y 57 segundos. Puesto 293 en la general de un total de 5.000 bikers y 31 en mi categoría. Al final orgulloso por el esfuerzo realizado y por el resultado obtenido.
Felicitar a todo el equipo de Bike Zona que han estado fantásticos haciendo unos registros extraordinarios, logrando un primer puesto en Individual Femenino con Meritxell. Felicidades también para Arturo, Sergio, Mai, Luis Alberto, Ramón, Luisan, Andrés, Carlos, David, Josema y Aitor, sois unos fenómenos.
No quisiera terminar esta crónica sin agradecer a todos los que hacéis posible este evento, Chuchi Maestegui, Cali, Juan Manuel Vega Puente, a todos los voluntarios y personal de Protección Civil, Guardia Civil, personal de Cruz Roja, a todos y todas que estáis en la carretera animando sin parar, que nos dais manzanas y gominolas en ruta, en fin gracias Cantabria por ser un pueblo tan amable.
Ya queda menos para el Soplao 2017. Go
Por Roberto "Winner" Valencia.