A Gran Bikedada ha vuelta a ser fiel a sí misma: plástica, intensa, rápida y con ese punto de exigencia que aprieta pero no ahoga, dejando margen para que cada participante encuentre aquello que busca en esa jornada, que deparó un magnífico espectáculo deportivo sobre un escenario de lluvia y barro. Un espectáculo deportivo en el que, por lo general, todos ganan.
Este año llegó su séptima edición en un ambiente invernal, aunque no tan acusado como el terrorífico de aquella primera edición de 2014, que revistió de tintes épicos la prueba que organiza Social Ciclismo Fan Manager, en colaboración con diversos clubes y con el apoyo del Concello de Vigo, Deputación de Pontevedra y Fundación Depote Galego, además de varias entidades privadas.
A Gran Bikedada volvió a llenar de ciclistas el Paseo de Montero Ríos de Vigo en la salida de su séptima edición y se consolida como una prueba referente en la modalidad de bicicleta de montaña en el noroeste peninsular. Delante de un enorme pelotón cuya inscripción rozó los setecientos participantes, se conformaba una primera fila encabezada por el ultrafondista Brándan Márquez y la excampeona de España Susana Alonso.
Ambos estuvieron escoltados por el exprofesional de carretera Gonzalo Aguiar, por el delegado de la Zona Franca de Vigo, David Regades; y el diputado provincial de deportes, Gorka Gómez, que predicaron con el ejemplo al vestirse de corto en la mañana lluviosa. De todo ello, fue testigo el concejal de deportes, Manel Fernández, que daba la salida.
La consigna era pedalear, pedalear y pedalear, como ratificaron aquellos participantes, auténticos jornaleros de la gloria, que cerraron la prueba de gran fondo después de estar siete horas sobre la bicicleta. Lo que se dice, una peonada.
Para rápido, Brandan Márquez. El ultrafondista llegó a meta a la 13:10, después de haber cubierto el recorrido en menos de cuatro horas, porque la prueba demoró su salida en 20 minutos. Cinco minutos antes habían llegado los últimos participantes de medio fondo.
Esto significa que el varias veces campeón de España de ultramaratón cubrió 100 kilómetros, prácticamente, en el mismo tiempo que los ciclistas que cerraron el recorrido corto; es decir, que avanzó de media 2,4 kilómetros por 1 lo más cortos, sobre un perfil, en general, mucho más exigente como el del gran fondo.
El ciclista del Tres Lunas Valdeorras contó con una “ayuda considerable”. Rompió el sillín de su bicicleta a mitad de recorrido y sabido es que se corre mucho mejor erguido que sentado. Al margen de esta nota de humor, a su llegada a meta comento que la prueba había sido: “muy atractiva, como siempre, y rápida”. La jornada se complicó con la lluvia, el viento y el barro.
Después de varias horas sobre la bicicleta los participantes fueron llegando a Vigo muy espaciadamente y ya sin ninguna referencia al control de tiempos. Es un recorrido habitual por la ciudad hasta la meta en el Paseo de Montero Ríos y también un reconocimiento al esfuerzo de estos ciclistas, que en la jornada de hoy parecían más que nunca ídolos con piernas de acero y rostro de barro.
La prueba no tiene carácter competitivo. Del primero al último, todos los corredores que cruzan la línea de meta se llevan el distintivo de “Reto Superado”. Y se conceden distintos trofeos al club con más paticipantes (Bikestrada), al colectivo no federado con más participantes, que recayó en el grupo de empleados de la empresa Gestamp; al participante masculino de más lejos, Agustín Ros, de Albacete; y a la participante de más lejos, Cristina Vidal y Alba Caínzos, ambas de Ferrol.
A Gran Bikedada ha vuelto a manifestar su vocación de clásica de MTB nacional, y la verdad, por los rostros que traían cubiertos de barro, muchos ciclistas parecía que había pasado por el alguna especie de infierno del norte.