En tiempos en los que participar y disfrutar de carreras de ciclismo es muy difícil, nos toca emigrar al país vecino, Francia, donde están consiguiendo ir sacando adelante sus campeonatos y pruebas. Tanto es así que sus pruebas de la Copa de Francia de descenso se están convirtiendo en pequeñas Copas del Mundo, viendo la lista de inscritos en cada una de ellas. En este caso destacan nombres como Loic Bruni, Loris Vergier, Luca Shaw, Benoit Coulanges, Thomas Estaque, Greg Minaar, Hugo Frixtalon, entre muchos otros, además de la sorpresa del mito Steve Peat retirado hace 4 años y que decidió probar de nuevo su estado de forma no quedando nada mal, aunque pinchó durante su descenso.
El fin de semana fue terrible meteorológicamente hablando, desde el mismo viernes lluvia, viento, frío invernal, barro. Los corredores tuvieron que pelear con todo ello aparte de respetar las normas de protección contra el Covid 19, gracias a lo cual allí se siguen organizando carreras.
En el apartado de cadetes, una de las categorías más potentes, nutridas y con mayor competencia, corrieron alrededor de 50 riders, venidos de una amplia lista de países, por lo que realmente parecía una copa del mundo de cadetes. Los mejores estaban allí.
Arnau Graslaub es un corredor afincado en Barcelona, aunque corre con licencia andorrana, lleva desde los 5 años practicando descenso y es una de las jóvenes promesas del panorama nacional para el futuro de este deporte.
Este año no ha sido fácil para Arnau, en el Open de Sant Andreu de la Barca poco antes del confinamiento inicial en marzo, se rompió cúbito y radio, lo que le obligó a pasar 4 meses de recuperación antes de volver a retomar el descenso. La mala suerte se volvió a cebar en él y un mes después sufrió una caída en Vallnord que le produjo una rotura de clavícula, tras solo 1 mes de recuperación ya volvía a estar sobre la bicicleta entrenando rápido pues esa misma semana de retorno tenía su primera carrera importante del año en Metabief. No podía ser un escenario más exigente, no solo por su falta de recuperación física y de ritmo, sino por la dureza del circuito, las condiciones meteorológicas y la gran competencia a la que se iba a enfrentar.
Los entrenos del viernes y sábado fueron duros y complicados para las máquinas y los riders, no paraba de llover y el terreno cambiaba continuamente sus condiciones, las líneas de bajada no estaban nada claras y cambiaban según el momento del día.
El domingo, en la clasificatoria, Arnau tuvo problemas de visión debido al agua y el barro, lo que le hizo perder muchos segundos quedando en la posición 20 de una lista de 45 riders. Pero nada estaba dicho porque estas circunstancias tan difíciles eran iguales para todos. En la final, consiguió solucionar esta cuestión técnica y lo dio todo, rebajando el crono en 15 segundos y acabando en una meritoria decimosegunda plaza que dadas las circunstancias de la temporada es un gran resultado que ofrece esperanzas de futuro.
La próxima cita será en les Orres en dos semanas en otra cita de la Copa de Francia de descenso, un campeonato ideal para que las jóvenes promesas se fogueen en circuitos duros y con la mayor competencia internacional, muchos de estos cadetes serán a buen seguro aquellos que veremos competir pronto en la Copa del Mundo de descenso.
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