Arranque de temporada frío y un tanto incomodo. Así es El Desafío de Helios, una aventura popular no competitiva pero que en realidad no esta al alcance de cualquiera. Un maratón casi “ultra” con un toque especial, su temática es el invierno y rodar por una comarca burgalesa helada en pleno enero. Sin embargo, en esta edición el gran enemigo de los participantes ha sido el calor. Temperaturas suave, exceso de humedad y nieve derretida. El terreno duro y congelado de otros años, convertido en helado de chocolate totalmente derretido y poco sabroso.
La impecable organización formada por asociaciones y grupos de amigos de innumerables pueblos, ante un panorama realmente pegajoso y complicado, tuvo que tomar la decisión de acortar el recorrido y ofrecer facilidades a los participantes. Gracias a las hidrolimpiadoras en mitad del recorrido se salvaron muchas cadenillas. Y la comida extra calórica en los avituallamientos como huevos fritos con chorizos cocidos, aunque poco recomendables para un ciclista si que ayudaron a levantar el ánimo a muchos aventureros. Una unidad militar del ejército vela por la seguridad, y los párrocos tocan las campanas para que no se pierda ninguna oveja.
Imágenes cortesía de: Josema del Río.
Aún así hubo muchos abandonos, prácticamente la mitad de los participantes fueron derrotados por el Desafío de Helios. Muchos no volverán, pero la experiencia dice que esa cifra de ausentes se triplica al año siguiente con aventureros atraídos por superar este tipo de desafíos.
El Bikezona Team estuvo presente con Rubén y Aitor, y muchas de estas conclusiones son gracias a ellos.
Rubén Glera es un experimentado veterano, cruzó la línea de meta en 5º posición con una sonrisa de oreja a oreja. Precisamente este tipo de aventuras son las que busca el excampeón de Europa Ultra Master 50. Lo que más le ha llamado la atención a Rubén fueron la docena de pueblos que atravesaba el recorrido. Villasur de Herreros, Torrelara, Hortiguela, Cobarrubias, Arlanza, Retuerta, Ura, Lerma, etc… Ni entre todos suman una ciudad pequeña, pero los autóctonos del lugar te hacen sentir muy grande.
Un poco más tarde llegó Aitor Mazo, otro de los afortunados que consiguió llegar a meta antes de que el dios Helios declarase la oscuridad. Serio, y con el rostro ligeramente disgustado, confesaba la dureza de la prueba. Pero después de varios días nos reflexiona positivamente sobre la pedazo aventura burgalesa, y que esta deseando repetir en mas pruebas similares.
Los primeros en llegar a la meta del Parador Nacional de Lerma fueron el vallisoletano Julián Bueno en hombres y Milagros Pardo en mujeres. 108 participantes de casi 300 inscritos consiguieron finalizar el reto. Los últimos en llegar a meta tardaron casi 8 horas y media, justo lo que dura un día de invierno. Una prueba que cada año mejora un poquito mas como los senderos añadidos este año. Muchos esperamos ya repetir en enero del 2021…
Por Joseba León, corredor del BZ Team