Sales de una gran ciudad y llegas a un pueblo con encanto. Bajas de la montaña y terminas en el mar. Focos iluminando la fría noche, y horas más tarde un sol abrasador. Veloces pistas en pelotón, solitarios caminos “matacabras”, e incluso zonas urbanas escotados por la patrulla motorizada. Cemento en Castellón, piedras en Morella, y en Benicasim el bañador.
Difícil es hacer una crónica sobre la Mediterranean Xtrem, una prueba en la que te ofrecen avituallamientos con Donuts americanos, encargos a TelePizza, jamón ibérico, mojitos o langostinos. Una prueba en la que descansas en hotel de 4 estrellas, pero al día siguiente disfrutas de un “campo de concentración” donde los ciclistas comparten colchonetas hinchables, pedos y ronquidos. Una prueba en la que el helicóptero de rescate está preparado con el motor arrancado. Una prueba en la que cualquier cosa puede pasar. Una prueba con un punto de locura y genialidad.
Encontrar las señales del sendero, buscar huellas en el suelo, seguir “el rastro del indio”, decidir cuál es la dirección correcta… Para poder avanzar con éxito debes interpretar bien el GPS. No solo hay que dosificar las barritas energéticas, también debes apurar las pilas de los cachivaches electrónicos. En carrera aprendes a controlar tus instintos, da miedo atacar cuando uno no sabe a dónde ir. Si te falla la intuición, lo mejor es aliarte con los rivales. O también puedes engañarles y hacer como que vas para otro lado. Por fin la astucia supera a la fuerza física.
Cuando termina la etapa, empieza otra etapa de preparativos. La mecánica, el masaje, el descanso, recoger tus pertenencias, buscar un enchufe y recargar las baterías, acudir al briefing, analizar las clasificaciones, la hora de cenar en grupo… Es momento de sacar conclusiones, observar el perfil de la jornada siguiente, relajar las posaderas, preguntarte qué sentido tiene tanto sufrimiento...
La Mediterranean Xtrem ha cogido fama gracias a su “rocambolesca” filosofía y estupenda labor organizativa, tanto que a buen seguro el año que viene se apuntarán cientos de ciclistas “felicianos”. Pero presta atención y no seas insensato: Mas te vale que primero entrenes, adquieras conocimientos de navegación, y te apuntes a un curso de supervivencia. Muchos “tipos duros” han acabado con el rabo entre las piernas y han huido convertidos en blandengues cuerpecillos. La Mediterranean hace gran honor a su apellido, esta prueba SÍ que es EXTREMA!!!
Cronica escrita por Joseba León, corredor del BZ Team