Bennati se lleva la etapa y doble caída para el Saunier Duval
Noticia de ciclismo publicada el a las 09:39h
en la sección de Carretera
Parecía que su espectacular victoria de ayer era el fin del infortunio que le había acompañado durante el inicio de temporada –caídas en Tirreno y País Vasco, gripe en las clásicas de las Ardenas...- pero Riccardo Riccò sigue gafado en este 2008.
La joven estrella del SAUNIER DUVAL-SCOTT se ha ido al suelo en el transcurso de la 3ª etapa del Giro de Italia, disputada hoy entre Catania y Milazzo sobre 221 kilómetros marcados por la peligrosidad del trazado y lo resbaladizo del asfalto. Riccò se ha caído junto a una treintena de ciclistas a falta de setenta kilómetros del final, entre los que también se han visto involucrados sus compañeros Benítez y Capecchi. La Cobra ha sido uno de los más afectados con un fuerte golpe en el lado izquierdo de su cuerpo, especialmente en la mano, que el ciclista del equipo amarillo a duras penas podía apoyar sobre el manillar. Ayudado por Belohvosciks, Benítez y Capelli, Riccò logró enlazar con el pelotón y cubrir la parte final de la etapa, aunque está previsto su visita a un centro hospitalario para comprobar si, como se teme, Riccardo sufre la fractura del dedo índice de su mano izquierda. Fortísimo golpe también para Capecchi, que podría esconder una fractura de clavícula que también será examinada en el hospital.
En el plano deportivo, la etapa se ha decidido en un sprint masivo en el que se ha impuesto Bennati (Liquigas) por delante de Zabel (Milram) y Hondo (Diquigiovanni), mientras el velocista del SAUNIER DUVAL-SCOTT Luciano Pagliarini se ha tenido que conformar con la 11ª plaza tras tocarse con el alemán Fothen a falta de 100 metros para el final cuando marchaba en quinta plaza, un incidente que cortó de pleno su progresión en la recta de meta. Mañana, cuarta etapa de la carrera: Pizzo Calabro-Catanzaro Lungomare, de 183 kilómetros. Franco Pellizotti (Liquigas) sigue al frente de la clasificación general. Amargas palabras de Riccardo Riccò al cruzar la línea de meta: ”No me gusta el victimismo, pero este año creía haber pagado ya mi cuota de mala suerte. Esperamos que se trate del último castigo del destino de aquí hasta Milán y, sobre todo, que el daño en la mano no comprometa mi Giro. En este caso, no se puede hablar sólo de casualidad. Hemos corrido sobre un asfalto irregular lleno de alcantarillas, baches y rotondas. Y cuando el trazado está hecho así, las caídas no deben sorprender lo más mínimo”.
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