Como en cualquier otro deporte, las decisiones tomadas por Jueces y Oficiales, en ocasiones no son del agrado de todos. Cualquiera está en su derecho de cuestionar una decisión… pero si aceptamos las reglas del juego, tenemos la obligación de acatarla con deportividad y el derecho a utilizar los mecanismos reglamentarios a nuestro alcance para cambiar esa decisión.
Recientemente, hemos vivido un desagradable episodio, en el que lo verdaderamente grave no es que se cuestionara la decisión de un oficial de Triatlón, sino que se cruzara la línea de la buena educación y la deportividad, y se sometiera al oficial implicado a un escarnio público que no tiene ninguna razón de ser.
Nadie está libre de equívocos (ni deportistas, ni oficiales), y con este comunicado no pretendemos justificar los errores que se hayan podido cometer. Lo único que se pretende es que impere el sentido común y que se destierren de nuestro deporte comportamientos incívicos.
El respeto por los demás debe imperar por encima de cualquier desavenencia, y debe ser tarea de todos apartar del Triatlón a quienes no sepan ejercer su papel con deportividad y juego limpio.