Después de más de 1.100km en bicicleta por España, cruzármela sin ningún tipo de planificación y con un entrenamiento previo limitado, ahora tocaba hacer la parte más dura de la aventura. pero también la que más planificada y mejor entrenada llevaba y era cruzar El Estrecho. Pero para ello necesitaba descansar un par de días mínimo.
La verdad es que tuve mucha suerte de haber trabajado hace 3 años de socorrista en estas tierras y aparte de conocer la dureza de estas aguas, las semanas de levantera (fuerte viento), había conocido a compañeros de trabajo tarifeños. Entre ellos esta Loren, una persona que en su día me dejó una huella muy profunda. Y es que su manera de entender la vida me hizo reflexionar. Además que tiene unos valores y unos principios que en muy poca gente los he visto. Como no podía ser de otra manera cuando le llame para comentarle que estaba en Tarifa se alegró y me ofreció su casa para que pasara unos cuantos días hasta que las condiciones marítimas fueran las aceptables para poder hacer la travesía. Lo primero que tenía que hacer era descansar, cuidar la rodilla y sobretodo lavar toda la cantidad de ropa que tenía.
El dolor de la rodilla era muy intenso y tenía claro que me traería consecuencias en un futuro a corto-medio plazo porque no podía flexionar la rodilla más de 20 grados y por las noches el dolor y el agarrotamiento que sentía no era de una tendinitis normal. Pero al fin estaba ya en Tarifa y solo tenía que esperar a que las condiciones fueran las óptimas y a que llegara mi neopreno y pasaporte. Había planificado cruzar el día 4 y había llegado el día 1 con lo que todo marchaba genial y sobre los planes. Desde Valencia iban a bajar el día 3 un matrimonio amigo mío acompañarme en la barca de apoyo y hacerme fotos mientras cruzaba El Estrecho. Así que esperando en Tarifa estuve durante varios días a que las condiciones climatológicas fueran las óptimas. estuve durante 4 días en Tarifa viviendo con Loren y estando con sus amigos.
Por lo visto todos los temporales que no habían entrado en invierno estaban entrando en primavera lo que hacía imposible realizar la travesía. El día que no hacia viento había tormenta:
Y el día que no había lluvia, las mareas estaban en valores máximos con lo que realizar la travesía no era una opción viable. Por lo que pase unos días en casa de Loren cogiendo fuerzas con Fruiting y sus fresas.
Imaginad la sensación de impotencia y malestar que se me estaba generando. Ver como después de 11 días en bici haber llegado a mi destino, llevar más de 6 meses entrenando todas las semanas y ver como por culpa de las condiciones climatológicas seguramente no podría cruzar El Estrecho hacia que la sensación conmigo mismo fuera negativa. No tenía ninguna duda que en un día bueno haría la travesía pero en esas condiciones estaba totalmente prohibido intentarlo porque las posibilidades de éxito eran muy limitadas.
Después de estar pensando, analizando las condiciones climatológicas y viendo que no podría cruzarlo en la próxima semana solo había una decisión que tomar: coger el ferry cruzar a Marruecos y seguir con mi aventura. Decisión muy difícil de tomar y que tan mala sensación dejo en mi cuerpo. Aún sabiendo que la causa eran factores externos, que con buena climatología lo podría hacer seguro, no segurísimo! El no poder ni intentarlo generaba en mi frustración.
Os podría poner muchas fotos de estos cuatro días contaros algunas anécdotas divertidas pero la verdad es que me cuesta escribir estas líneas solo quiero cruzar al otro lado del Estrecho y empezar una nueva etapa en Marruecos, olvidar lo del Estrecho y a la vuelta y durante el verano cuando haga buena climatología y me recupere absolutamente de la rodilla volverlo a intentar.
Ahora ya solo tengo que pensar en que mañana pisaré África por primera vez que me quedan 4 días hasta que lleguen mis compañeros de la ONGD Motores sin Fronteras y lo más importante que hay una escuela que rehabilitar y un proyecto solidario que llevar adelante. Que con tanto cariño y trabajo lo hemos ido realizando a lo largo de estos últimos meses.