Llegar al ciclismo profesional puede ser una misión tan sacrificada que, en ocasiones, abandonarlo parece traumático. Especialmente a ojos de los aficionados, si tantos años de esfuerzo y trabajo terminan de forma prematura, esa sensación de vértigo se acrecienta. Cuatro ex corredores del Equipo Kern Pharma nos ilustran cómo se afronta ese “día después” y qué supone tomar la decisión de dejarlo con un mensaje claro y conciso: hay vida después de colgar la bicicleta.
Quizás el ejemplo más reposado en el tiempo lo pueda dar Martín Bouzas (1997, Rois). En 2020, la retirada del gallego, tan solo un año después de haber saltado a la élite con el Equipo Kern Pharma, sorprendió a propios y extraños. Dos años después, refrenda que “necesitaba dejarlo porque mi situación era insostenible”. “Es un momento duro porque has trabajado mucho para llegar hasta lo más alto, pero si no disfrutas las cosas no encajan y yo lo vi claro en ese instante”, rememora. Ahora, asegura sentirse “feliz” y haber conseguido llegar lejos en el camino que se marcó entonces.
Bouzas trabaja desde hace unos meses en Correos, tras preparar a conciencia la oposición que le llevó a sacar plaza en esta empresa estatal y espera que, dentro de poco tiempo, pueda pedir el traslado desde Barcelona a su Galicia natal. “Sobre todo hay que quitarle dramatismo a la situación. Mi mensaje es que no se acaba el mundo después de terminar con tu carrera deportiva. Alternativas hay y las acabas encontrando”, señala. Además, asegura que, tras una primera fase de “negación” , ha recuperado su pasión por los pedales. De hecho, se traslada en bicicleta a su puesto de trabajo e incluso viajó a ver al Equipo Kern Pharma en la Liège-Bastogne-Liège.
Su historia, a buen seguro, podrá servir de inspiración para algunos corredores que acaban de anunciar su adiós al ciclismo tras esta temporada en la escuadra farmacéutica. Uno de ellos es Sergio Araiz (1998, Ayegui), quien se retira a los 24 años y tras tres temporadas en la élite. “La decisión es dura, pero en mi caso me ha ayudado tomarla con naturalidad. Al llegar al profesionalismo, la evolución de cada uno es muy diferente y hay casos en los que valoras que ha llegado el momento de dejarlo”, explica con su habitual serenidad. Su futuro pasa ahora por continuar con sus estudios universitarios de Ingeniería Mecánica y terminar el curso de director deportivo que le llevará a hacer prácticas con el Equipo Finisher la próximo campaña. “Son dos objetivos con los que me siento muy motivado”, asegura.
Para Jaime Castrillo (1996, Jaca), el hecho de tomar la determinación de colgar la bici ha significado “estar en paz” tras unos meses pensándolo mucho. Aunque reconoce que es una opción que había barajado ya en temporadas anteriores. “Ya llevaba varios años de muchos altibajos en los que la idea me rondaba. Este era el momento. Puede que haya gente que no lo entienda, pero me lo pedían el cuerpo y la cabeza. Y estoy tranquilo”, afirma. Estos días desconecta en casa y continúa formándose como masajista, la nueva pasión que no le ha hecho desconectar del todo de la bici. “Tenía claro que quería hacer algo que ayudara a los demás, que aportara. Me encanta y veo que mi futuro puede ir por ahí”, reconoce. También está tratando de impulsar una escuela ciclista con el club de su localidad, el Mayencos.
Un contexto algo diferente vive Iván Moreno (1996, Castellón), quien no continuará en la disciplina del Equipo Kern Pharma pero aún no cierra la puerta a seguir compitiendo. Pendiente de posibles ofertas, sin embargo, reconoce que ya ha preparado el terreno para el hipotético escenario de dejarlo definitivamente. “Si al final no puede ser, no pasa nada. Las cosas nos la tenemos que tomar con filosofía. En mi caso, me atrae mucho la labor que hacen los auxiliares de equipo y por eso estoy formándome en el ámbito del masaje y también con el carné de autobús”, explica. En definitiva, su caso es uno más para mostrar que la retirada deportiva no tiene por qué estar exenta de nuevos horizontes.