Ha pasado ya una semana desde la finalización de la Copa de España de ciclismo en ruta, en la que Eduard Prades (Mopesa) ha conseguido un notable triunfo, basado no sólo en sus dos triunfos parciales –Valenciaga y Santa Cruz- sino sobre todo en su regularidad ya que en seis de las siete pruebas estuvo entre los diez mejores.
Tras haber disputado la Vuelta a Madrid con la selección nacional élite y sub-23, el ciclista tarraconense afronta la segunda parte de la campaña con el objetivo de seguir demostrando que se merece una nueva oportunidad en el campo profesional, que es el gran objetivo a corto plazo, hasta tal punto de reconocer hace unos días que colgaría la bicicleta si no logra dar ese salto.
- La Copa de España, ¿era un objetivo a comienzos de año o surgió sobre la marcha?
- El año pasado ya había acabado tercero y sabía que este año podía estar ahí, disputándola, si me iban bien las cosas. Sin embargo la motivación no era la misma. Veo que los años pasan, y que los de aquí no tenemos las mismas oportunidades que los de fuera. Los directores tienen muchas veces los ojos cerrados y no dan tanto valor a lo que tienen en casa.
- Y después de haber ganado la Copa, ¿cómo está la motivación?
- Algo mejor, pero tal y como están las cosas, bastante complicado. Mi representante se está moviendo a ver si consigue un equipo para mí, tanto en España como en el extranjero, pero hasta que no me vea con un contrato firmado no me haré ilusiones.
Andorra, una experiencia agridulce
- Por cierto, ya militaste un año en un equipo pro, el Andorra. ¿te sirvió esa experiencia?
- Por un lado fue positivo, porque demostré que la categoría no me quedaba grande. Pero en general no fue una experiencia buena para mí, al menos a medio o largo plazo. Era mi último año como sub23 y pienso que si hubiera permanecido en esta categoría podría haberme consolidado y haber tenido otras oportunidades. En cambio tuve volver a correr en el pelotón amateur y con esa etiqueta de recalificado que no me ha beneficiado nada.
- Volviendo a la Copa de España, ¿cuándo viste que era un objetivo alcanzable?
- Sinceramente desde el primer día, cuando comprobé que iba bastante bien. Pero sobre todo en Aitzondo, en donde me di cuenta que si no tenía problemas o contratiempos podía estar disputando la Copa.
- Fue en el Valenciaga donde te vestiste de amarillo, curiosamente donde lo perdiste el año pasado, y ganando la prueba…
- El Valenciaga es una carrera muy importante, eso lo sabemos todos, pero sobre todo la tenía muchas ganas porque se me había cruzado en anteriores ediciones. Además soy un corredor de alternativas: un año se me da mal y al año siguiente me va mejor. Me pasó con Santa Cruz también, que me caí hace dos años y el pasado la gané.
- Desde ese momento hasta el final de la Copa, ¿hubo alguna situación peligrosa?
- La verdad es que no, ya que tenía una ventaja cómoda al frente de la general, por lo que decidimos que la mejor forma de controlar era dar libertad a las escapadas siempre que no estuvieran los cuatro o cinco de delante. Además el equipo –Mopesa- ha ido bastante bien, han controlado cuando hacía falta y he tenido la suerte de contar con un gran corredor como Airán Fernández que ha estado fenomenal.
- ¿Rivales?
- En las primeras carreras Rubén Fernández estuvo muy fuerte y bien apoyado por el bloque de Caja Rural, pero tuvo la mala suerte de fracturarse el brazo en el Valenciaga. Luego Terpstra, que era el que más cerca estaba en la clasificación y aunque lanzó varios ataques, sabía que era la rueda a vigilar y pude tenerle controlado.
Santa Cruz, “una carrera que me gusta mucho”
- Y así llegamos a la prueba final, a la Clásica de Santa Cruz, que volviste a ganar, rompiendo esas alternativas a las que antes te referías. ¿Salías con esa idea de rematar tu triunfo final con esa victoria?
- Es una carrera que me gusta mucho y se me da muy bien, porque tiene un puerto muy duro como el de Descarga y luego la bajada, un tramo muy corto de llano y meta. Aquí no valen tácticas ya que si estás fuerte vas a estar adelante. La idea era como en otras pruebas, dejar que se formase una escapada y que fueran otros equipos los que tuvieran que tirar para anularla. Si llegaban, no pasaba nada; si los cazábamos, pues intentar jugar mis opciones en Descarga, como así sucedió. Así me fui con el ruso -Alexey Rybalkin-, con el que no hubo ninguna posibilidad de entendimiento ya que no hablaba ni una palabra de español o inglés. El intentó dejarme en el llano, pero en el sprint le gané sin problemas.
- Tras el triunfo en la Copa de España, y casi sin descansar, la Vuelta a Madrid. ¿Qué tal fue la carrera?
- De la crono salí muy contento, porque no la había entrenado en todo el año y tuve bastantes buenas sensaciones. Y en la etapa de la Morcuera, podía haber ido mejor, ya que aguanté hasta casi el final, pero tuve calambres en los abductores y tuve que aflojar el ritmo, perdiendo unos metros que luego ya es imposible recuperar. Lo mejor fue volver a verme de nuevo en el pelotón profesional sin problemas.
- Y por último, ¿qué tendrías que decirle ahora a los directores para que te dieran esa oportunidad de volver al campo profesional?
- Sinceramente que los buenos resultados no son de ahora, sino desde que era sub-23. Que este triunfo es importante, pero que ya el año pasado gané una vuelta continental y que ya he demostrado que tengo el nivel para estar en profesionales. Creo que me merezco una oportunidad para vivir del ciclismo”.