Imanol Erviti (1983, Movistar Team) inicia este fin de semana la temporada de clásicas del pavés en el Omloop Het Nieuwsblad y la Kuurne-Bruselas-Kuurne, una doble
novedad para él y su equipo. El gregario navarro afronta el pavés con ilusión de siempre y una doble motivación, correr con Jürgen Roelandts y "el reto" de disputar el Tour de Flandes con Alejandro Valverde. En el recuerdo, no tan lejano, está su top ten en De Ronde y Roubaix en 2016.
Empieza la 'fiesta' del pavés con el debut del equipo en dos clásicas.
Son dos clásicas serias que abren la temporada del pavés. No las he corrido nunca, pero serán duras. El Omloop tiene por ejemplo 16 muros. No es broma.
Este año tienen el aliciente de tener a Jürgen Roelandts a su lado.
La incorporación de Roelandts me motiva. Va a ser una pieza clave. Nos puede enseñar mucho; es belga y tiene un podio en Flandes. Todo eso es un plus. Además, crea
ambiente y nos va a ser muy útil. Es una garantía y nos da tranquilidad. Tengo muchas ganas de correr con él y quiero aprovecharlo. La verdad es que el bloque del equipo va a ir variando porque en este comienzo de temporada hay muchas carreras, incluso tuvimos que renunciar a Algarve.
Además, Alejandro Valverde disputará por primera vez el Tour de Flandes.
Es un reto. No es fácil, aunque es tan bueno que es capaz de cualquier cosa. Pero será complicado atinar a la primera. Porque una cosa es que te lo cuenten o lo veas por televisión, y otra correrlo. No acertar es posible. Por eso, hay que tener cautela. Todos le animan, incluso le exigen correr, pero es también un compromiso. Su mejor semana suele ser la siguiente, la de las Ardenas, y puedes comprometerla. Por eso, no había venido hasta ahora porque el peligro de estas pruebas es intrínseco. Tiene que pasar todos los muros, estar bien posicionado y no es fácil conseguirlo la primera vez. Ahora bien, son magos del ciclismo. Como Sagan que este año va a disputar la Lieja por primera vez. ¿Quién se atreve a descartarlo?
También se hablaba que no había conseguido una victoria y ya se estrenó en el UAE Tour.
La gente ya estaba hablando de la maldición del arcoíris pero en el equipo había tranquilidad porque sabíamos cómo iba. Que la victoria estaba al caer y que era
cuestión de tiempo y que se dieran las circunstancias adecuadas. Y mira cómo ganó en el UAE. Fue una maravilla cómo ganó, con ese poso de tranquilidad que dan los años y la experiencia.
Personalmente, ¿cómo afronta la temporada de clásicas?
Con ilusión. Pienso que he entrenado bien y que llego en buenas condiciones. Empezamos la parte seria de la temporada, con las clásicas y la París-Niza, de exigencia
máxima. Estas dos primeras clásicas me van a venir bien para encontrar el sitio, al margen del resultado que se pueda conseguir.
En 2016, fue séptimo en Flandes y noveno en Roubaix, ¿cuánto de lejos o cerca están aquellos resultados?
El tiempo pasa y no perdona. En cuanto a mi nivel, no lo veo tan lejano, pero sí es verdad que no lo he podido igualar y hacerlo tan bien. Es difícil repetir aquella
brillantez. Aquel año me pude beneficiar de coger la fuga. De tú a tú no es nada fácil competir con los gallos que se manejan tan bien en ese tipo de recorridos. Aun así,
pienso que no he estado tan lejos los dos últimos años.
¿Cuál será su calendario?
En principio, París-Niza y Catalunya y después Flandes y Roubaix. En cuanto a las grandes, tengo el Tour previsto.
En el Tour, ¿piensa que el sueño amarillo de Nairo Quintana aún es posible?
Los últimos no le han salido tan bien como años anteriores. Y es que Nairo es un corredor muy expuesto porque genera unas expectativas altas. A mí todavía me parece
que tiene algo que decir. Ahí está su palmarés, no hay que olvidarlo. Este año está trabajando muy bien, prestando atención a los detalles. Me da la sensación de que
puede ir a mejor. Él siente también la necesidad de reencontrarse. Tiene unas capacidades excepcionales y una calidad suficiente para volver a pelear.