-
Tom ha lanzado a Fernando y, con una facilidad asombrosa, haciendo fácil lo que para el resto de los mortales resulta imposible, el colombiano ha dejado nuevamente su sello
-
Elia Viviani, el campeón olímpico de pista, se tiene que contentar, por tercera vez, con el segundo puesto
-
Ramunas Navardauskas mantiene el maillot de líder a la espera de la etapa reina de hoy, con final en el Alto Colorado
El ciclismo no es sólo piernas. También es corazón, pulmón, músculo… y cabeza. De hecho, contrariamente a lo que mucha gente imagina, lo que prevalece en los grandes campeones no es su genética y sus condiciones físicas, por supuesto sobresalientes, sino su cabeza, que es la que les permite ir más allá de los límites naturales y superar los malos momentos.
Genética, entrenamiento y cabeza forman el cóctel del éxito, por desgracia sólo al alcance de muy pocos elegidos. En la Vuelta a San Juan, sin embargo, ese cóctel abunda gracias a los grandes campeones que están en liza, aunque por el momento el que más lo ha sacado a relucir es Fernando Gaviria, ese joven corredor -22 años- del Quick Step que parece llamado a convertirse en un grande. Aunque quizás ya lo es.
Porque Gaviria lo tiene todo: genética –sus padres fueron ciclistas y su hermana Juliana, también-, entrenamiento y cabeza, además de juventud. Eso y unas ganas terribles de aprender, ahora mismo al lado de Tom Boonen. ¿De quién mejor? “No pienso mucho en el dinero”, suele explicar cuando se le pregunta por su vida. “Un técnico me dijo un día: si divides el dinero que ganas por el número de pedaladas, siempre saldrás perdiendo, así que mejor corre por pasión”. Y es lo que hace, demostrando que tiene una cabeza muy bien amueblada y unas posibilidades enormes.
Dos victorias de tres posibles lleva en San Juan. Y la tercera porque devolvió el favor al maestro Boonen, que hoy ha vuelto a lanzarle. Dos triunfos, los primeros del año, a los que normalmente seguirán otros en Argentina y el resto del mundo, aunque su mirada ya apunta a las clásicas –quiere tomarse la revancha en San Remo y debutar en Roubaix- y al Giro de Italia, donde luchará por la primera maglia rosa.
“Es difícil decir si soy o no el más rápido”, ha explicado Gaviria con humildad. “Lo que está claro es que tengo el mejor ‘treno’ y el mejor equipo para esto”, ha añadido reconociendo la labor de sus compañeros. “Siempre que gano beso mi muñeca porque, aunque he perdido la pulsera que me regaló, el beso es para mi novia –Valentina-. Es la mujer que me despierta todas las mañanas y me anima a salir a entrenarme”.
El equipo Quick Step tiene una mina con Gaviria. Una mina colombiana, de auténtico oro. Los escuadra belga ya suma cuatro victorias esta temporada, las mismas que el Orica, mientras que el BMC tiene cinco. De San Juan, sin embargo, pueden salir líderes de este oficioso ranking, aunque por delante todavía tienen un largo camino por recorrer si quieren igualar los 55 triunfos de 2016 o los 54 de 2015, por no hablar de los 62 de 2014.
Al igual que la primera etapa, la jornada ha estado marcada por la fuga de 13 corredores: Juan R. Molina (Argentina), Emiliano Ibarra (San Juan), Santiago Espíndola (Esco-Agroplan), Edison Bravo (Chile), Gerardo Tivani y Ricardo Julio (Pocito), Alan Ramírez e Higinio Lucero (Rawson), Nicolás Naranjo (Virgen de Fátima), Pablo Anchieri (Uruguay), Francisco Montes y Leonardo Rodríguez (Mardam) y Héctor Rangel (México), quienes, aunque no han logrado su objetivo, han torturado al equipo Quick Step durante toda la jornada.
El argentino Molina ha sido líder virtual de la carrera durante varias horas, ya que era el mejor clasificado en la general, a 1:22 de Navardauskas, que continúa al frente de la general, pero los equipos Quick Step y Trek-Segafredo han movido sus piezas con maestría en este tablero de ajedrez que a veces es el ciclismo y han conseguido neutralizar a los fugados a las puertas de San Martín.
Viviani, por su parte, ha vuelto a ser segundo. Tres veces segundo. Está solo contra todos y, muy especialmente, contra un Quick Step que, con Gaviria y Boonen, juega con sus rivales. Al menos ha sido un día líder.
La etapa de mañana.
Mañana se disputa la etapa reina de la 35ª Vuelta a San Juan. Se trata de la etapa de montaña, con final en el Alto Colorado, a 2.565 m de altitud (la salida de Chimbas se encuentra en la cota 632 m). La ascensión final tiene 14,4 km de longitud, aunque una pendiente media de solo el 4,4%. El desnivel máximo es del 7%, luego no es duro aunque tanto la altitud como el calor podrían hacer estragos.
El triunfo final en la Vuelta a San Juan está en juego y, puesto que Navardauskas ya adelantó que trabajará para Nibali, aunque hoy no se ha descartado –“estoy preparado para intentar aprovechar la oportunidad que se me presenta”, ha dicho- a priori el gran favorito es Bauke Mollema, que fue el mejor contrarrelojista de los escaladores. El holandés aventaja en 16 segundos a Óscar Sevilla, en 18 a Laureano Rosas, en 29 a Escuela, el reciente ganador del Giro del Sol, en 31 a Torres y en 32 a Nibali, con Dotti, dos veces ganador de la Vuelta a San Juan, a 36”.
El ‘Tiburón’ debería hacer una exhibición de las suyas para hacerse con la carrera. No le resultará fácil, pero a buen seguro al menos intentará ganar la etapa. Quizás más que nunca, porque la clasificación general está muy apretada, las bonificaciones -10, 6 y 4 segundos en la meta y 3,2 y 1 en las metas sprint- serán decisivas. Para evitar en lo posible el calor, la etapa finalizará seis horas antes de lo habitual: sobre las 13.30 h (hora argentina).
El Alto Colorado acoge habitualmente la etapa reina de la Vuelta a San Juan y en sus rampas Laureano Rosas, Ricardo Escuela y Juan Pablo Dotti, entre otros, suelen medir sus fuerzas. Esta vez lo harán entre ellos y contras las figuras extranjeras.
Andrea Agostini - Josu Garai
Más información en: www.vueltaasanjuan. org