Gorka Verdugo afirma haber ganado en confianza

Gorka Verdugo (Etxarri Aranatz, 1978) ha finalizado séptimo en la clasificación general de la 66ª edición de la Paris-Nice - ¿Qué sabor de boca le ha dejado el séptimo puesto alcanzado en la Paris-Nice? - La verdad es que he vuelto muy satisfecho. Antes de partir a la carrera era consciente de que me encontraba en forma, que tenía buen golpe de pedal. En la Vuelta a Valencia estuve delante y en los entrenamientos previos a la Paris-Nice tenía sensaciones positivas. Sabía que llegaba en condiciones a la prueba, pero de ahí a estar entre los diez mejores en una carrera del nivel de la Paris-Nice es para estar muy contento. - En la Vuelta a Valencia ya acabó quinto, ahora séptimo en la Paris-Nice... - Entre una prueba y otra hay una gran diferencia. La Paris-Nice es como un Tour de Francia concentrado, tienes de todo. Jornadas de viento, etapas de montaña, recorridos rompepiernas... Además, el ritmo es siempre altísimo, no hay tranquilidad y vas siempre exigido, no tienes ningún momento de calma, los equipos llevan formaciones de lujo... Y encima, este año ha hecho mucho frío, agua, viento... - ¿Cuáles han sido los mejores momentos? - La primera etapa y el último día. La primera jornada hubo mucho viento y el pelotón se partió en mil pedazos. Hubo que recortar la etapa, pero aún así se hizo muy dura. Me encontré muy bien, siempre en el primer grupo. Y el último día también me sentí fuerte, volví a tener buenas sensaciones, la caída que tuve en la segunda etapa ya no me molestaba tanto, hacía una temperatura más agradable y pude rendir a tope y apuntalar el séptimo puesto de la clasificación general. - Imagino que lo peor habrá sido esa caída y sus secuelas. - Por supuesto, el día del golpe pensaba que me iba para casa. Sufrí mucho para acabar la etapa, tenía mucho dolor en el gemelo derecho. Lo tuve muy hinchado, parecía que tenía el doble de tamaño que su hermano de la izquierda. En el transcurso de la tercera etapa también lo pasé bastante mal, pero era consciente de que tenía que aguantar como fuese. - Y llegó el Mont Ventoux, donde dio la cara en todo momento y se consolidó entre los diez mejores de la carrera. - Ese día salí del hotel con la lección muy clara. Igor González de Galdeano ya me dijo que tenía que aguantar con los primeros espadas hasta notar que me acercaba a mi límite. Una vez alcanzada esa marca, debía ponerme mi ritmo y tratar de minimizar la pérdida, sin obsesionarme. Tenía que jugar con el tiempo que tenía de ventaja sobre los que me precedían en la general. Cuando empecé a pasarlo muy mal, puse mi ritmo y apareció Igor Antón para marcarme el paso. ‘Fuji’ me ayudó mucho en los últimos kilómetros de ascenso y de esa manera perdí el menor tiempo posible. - ¿Le ha cambiado la mentalidad tras este inicio de temporada? - Si te soy sincero, un poco sí. Cada año he ido progresando y en este pienso que he dado un paso más. Para acabar séptimo en la general de una carrera como la Paris-Nice hay que andar bastante. Sobre todo he ganado en confianza, pienso que puedo seguir mejorando un poquito más. Tengo 29 años y creo que aún me queda margen de mejora. - Ahora toca... - Descansar. He cubierto una primera parte de la temporada bastante fuerte y ahora tengo un corto periodo de descanso, para posteriormente afrontar la segunda parte de mi calendario.