Ion Izagirre (1989, Astana Pro Team) entrena en Gran Canaria cara a una nueva temporada que afronta con la idea de disputar las vueltas de una semana y de recuperar sus mejores sensaciones en las grandes vueltas para aportar a su equipo. En 2020, regresará al Tour de Francia y antes quiere volver a ser competitivo en grandes escenarios como la París-Niza, la Vuelta al País Vasco y las clásicas de las Ardenas.
El ciclista vasco ganó la Itzulia y la Volta a la Comunitat Valenciana en 2019, fue segundo en la Vuelta a Andalucía y se llevó una etapa de la París-Niza. Sin embargo, terminó con un sabor agridulce por no poder alcanzar su mejor versión tanto en el Giro de Italia como en la Vuelta a España.
Como tantos otros, buscando el sol y el buen tiempo, en su caso en Canarias. Sí, evitando el frío de casa. Quiero aprovechar para hacer calidad y volumen y aquí no hay problema para meter horas. Salgo a las ocho, ocho y media, y a las dos y media o las tres estoy en casa, cuando tengo entrenamiento largo. A la tarde estoy con la familia. Estoy entrenando solo, aunque sí que hay otros equipos y corredores. Con el equipo en Calpe en diciembre se entrenó bien, horas e intensidad. Personalmente, me faltaba un poco de base. En noviembre estuve diez días parado porque estaba fatigado muscularmente. Y eso me retrasó un poco la preparación y ahora se trata de coger volumen y fuerza. Por eso he venido aquí, para no perder días. Después de acabar la temporada no paré mucho porque en octubre hacía bueno en casa y luego lo pagué. Cuando corrí ciclocross en Legazpi y Arbulo me vi un poco fatigado y hablando con el equipo decidimos parar diez días mejor que luego lamentarse.
Ha vuelto a disputar algunas carreras de ciclocross, como su hermano Gorka. Nos gusta la disciplina y viene muy bien para la preparación. Y disfrutas de otra manera del ciclismo, de una modalidad que siempre nos ha gustado. Yo creo que el ciclocross tiene mucho que aportar. En el equipo no nos ponen ningún problema. Yo creo que viene bien esa explosividad que ganas. Esa intensidad que metes significa mucha calidad.
¿Conoce su calendario de la primera parte de la temporada? Como el año pasado, quitando el Giro. Una primera parte hasta las clásicas de las Ardenas y con el objetivo de hacerlo bien en Paris-Niza e Itzulia. El calendario de la primera parte es Comunidad Valenciana, Andalucía, París-Niza, GP Miguel Indurain, País Vasco y Ardenas. Después, descansar y enfocar todo al Tour con Miguel Ángel López.
¿Las vueltas de una semana serán de nuevo un objetivo? Eso es. Empezar bien en Valencia, aunque ya sé que no estaré como el año pasado, y Andalucía. Son dos vueltas que vendrán bien para preparar París-Niza y País Vasco. París-Niza siempre nos ha gustado a mi hermano y a mí. Sí que es verdad que es un poco diferente con esas primeras etapas que parecen tranquilas y al sprint, pero son de mucho estrés, abanicos, por el viento, y se te va la carrera en un segundo. Todos los días puede pasar algo.
Tras su victoria en la Itzulia en 2019, ¿cómo afrontará la carrera de casa? Repetir sería bonito. Sí es verdad que esa carga de tener que ganar en casa, tres veces en el podio... El año pasado me quité ese lastre. Desde luego que volveré a por todas para intentar ganar pero ya sin esa presión. Y también me gustaría hacer muy bien las clásicas de las Ardenas. Son especiales, tienen mucha historia y tienen una atmósfera especial. Se vive el ciclismo de otra manera. Siempre me han gustado.
¿Con qué se quedaría satisfecho al terminar la temporada? No me pongo ninguna exigencia porque luego se va todo al traste. Mi objetivo es dar mi nivel y no tener lesiones ni caídas porque sé lo que es tener caídas y graves. No quiero ningún contratiempo; quiero hacerlo bien y luego todo lo demás ya vendrá. Ya sabemos el nivel que puedo dar y, si todo va en orden, volveré a ganar.
¿Qué balance hace de su actuación en las grandes vueltas? No dio el paso adelante que se había planteado. Malo, malo. No acerté por lo que sea. Al Giro llegué un poco pasado. Sicológicamente se me hizo duro y físicamente ya se vio que no fui yo. La verdad es que fue triste. La Vuelta la preparé con mucho mimo después de un buen descanso y buscando mejorar el noveno puesto del año anterior. No me salió nada bien. Algo falló por lo que no pude dar mi cien por cien. Estoy un poco decepcionado con las grandes vueltas el año pasado. Hay que valorar, aprender, analizar los errores y mejorar. Este año estaré en el Tour con López, pero en la Vuelta queremos estar ahí. Ya veremos.
Será su séptima vez en el Tour de Francia. Una vuelta de tres semanas es complicada. Son muchos factores y en el Tour son muchos más; es mucha presión, mucha calidad, tensión... Y cualquier día te puede pasar factura y perder todas las opciones. Miguel Ángel (López) ha demostrado que puede gestionar bien Giro y Vuelta. Ahora tiene que ir conociendo la carrera. Y este año sin pavés y una sola contrarreloj, y dura, pienso que se adecúa bastante bien a sus características.
De nuevo, el Astana tendrá un potente equipo. Han llegado nuevos refuerzos: Tejada o Vlasov se ve que tienen motor, Óscar es un escalador, Alex, un corredor todoterreno, Martinelli, más rodador... Tenemos la base con Jakob, Miguel Ángel, Luisle, Omar o Gorka y los refuerzos son buenísimos. El día a día con gente cercana, de casa, se hace más ameno, la comunicación es más fluida, y es más cómodo en general. El tener a Gorka a mi lado, por su personalidad y carácter dentro y fuera de carrera, es muy importante para mí.