CARRETERA Mejor español en el Tour de China

Jordi Simón cuenta sus experiencias en China

Jordi Simón cuenta sus experiencias en China

El ciclista catalán Jordi Simón ha regresado a casa después de haber disputado con su equipo, el Andalucía, dos pruebas por etapas en China: el Tour de China y el Tour de China II. El joven corredor de Navàs fue de menos a más, clasificándose undécimo, como mejor español, en la segunda prueba, que finalizó el pasado domingo. A su regreso, relata en el blog de su web sus experiencias en estas dos carreras en tierras asiáticas.

EL TOUR DE CHINA

“El Tour de China no tuvo más interés que una contrarreloj por equipos inicial que decidió la general por completo, ya que los cinco primeros fueron del equipo vencedor de ésta. Las etapas eran llanas, mayoritariamente en circuitos de unos 10 km a los que dábamos vueltas con bonificaciones de segundos cada 3 vueltas y en los que no se quedaba ni dios. Las etapas eran cortas, de apenas 100 km a promedios rozando los 50 km/h. Todo un espectáculo para ver montones de ataques y contraataques que no fructificaban, exceptuando alguna fuga permitida que era cazada en última instancia y terminando en un sprint donde la gente se jugaba la vida. Sólo habría que destacar la tercera etapa, que era de media montaña, pero con un puerto de 20 km al 3%, seguidos de 50 km llevaderos, para terminar al sprint. En este puerto todo el equipo intentó romper la carrera, ya que era nuestro terreno, pero sin éxito alguno. En las demás etapas dimos presencia al equipo en las fugas y trabajamos para Cano al sprint, donde consiguió algún buen puesto.”



EL TOUR DE CHINA II

“El segundo Tour de China empezó con un prólogo de 6 2 km en el que no se permitían ni cabras de contrarreloj ni cascos aerodinámicos ni acoples en los manillares ni ruedas lenticulares, todo fuese para igualar la competición al no poder mover la misma infraestructura que los equipos locales. Este prólogo, pese a su brevedad, sirvió para ir viendo quiénes disputarían la general. Con un 15º puesto, a apenas 20s del liderato del alemán Stefan Shumacher, ganador de contrarrelojes en el Tour, terminé muy satisfecho y motivado. A partir de ahí nos volvimos a encontrar con el mismo panorama que en el Tour I: etapas de dos horas o dos horas y media en circuitos planos con sprint intermedios y dónde las opciones eran escasamente pocas. No por ello dejábamos de intentarlo y seguíamos siendo protagonistas en las escapadas. Y por fin llegó la etapa decisiva del Tour: una crono de 18 2 km en una recta de 9 km de ida y vuelta con apenas 5m de desnivel y viento lateral. Allí cada uno se las inventó para intentar ir lo más acoplado posible. A mí se me ocurrió terminar de encintar el manillar para poder apoyar las muñecas e ir más plano, además de forrar el casco con film de cocina… Sí, sí, tal cual, un invento que me permitió ganar algún segundillo. Pero en esta segunda crono alguno ya se había percatado de mi secreto y ya se veían cabezas de plástico. A pesar de hacérseme sumamente pestosa, terminé en una 13ª posición a 1 minuto de Stefan, resultado más que satisfactorio viendo el nivel que había. Y con ello afrontábamos la última etapa, un circuito de 10 km al que le dábamos 9 vueltas y en el que me quería dejar todas las fuerzas, ya que era la última carrera del año. Nada más sonar el pito de la salida, demarraba a gran velocidad para buscar la escapada, pero 3 km más tarde era atrapado, primero por un terceto y posteriormente por el grueso del pelotón. No por ello me di por vencido. Decidí esperar al momento justo y saltar en dúo con un compañero de equipo para hacer la escapada buena. Así pues, Román y yo progresamos rápidamente y pasado el sprint de la vuelta 5 remachamos a todo el grupo, esprintando a tope y sin mirar atrás. Cuando por fin giramos la cabeza vimos que sólo íbamos cuatro y que habíamos abierto hueco. Entonces fuimos a gran velocidad para que no nos dieran caza y podernos disputar la victoria. Con el pelotón pisándonos los talones intenté sorprender a 500m, pero al ver que los compañeros de escapada me habían cogido rueda intenté lanzar a mi compañero, que consiguió una segunda posición seguido por mi cuarta y 3 segundos más tarde entraba el pelotón. Poco nos faltó para que uno de los dos hubiese rematado y ganado pero la gesta fue meritoria, ya que fue la única ocasión en que llegó una fuga a meta de las de más de 10 etapas en que las fugas habían fracasado. Este resultado me hizo ascender una posición y terminar la general en 11ª posición, pero sobre todo para terminar el año con confianza y buenas sensaciones.”

ANECDOTAS

“Anécdotas ha habido de todos los colores, desde limpiar la ropa a mano y salir el agua marrón de la contaminación del cielo, a tener que subirnos en una moto porque los taxis no nos querían subir e ir sin casco y por el otro carril (algo muy habitual en China), a tener que fotografiar el pan para entendernos con los camareros que no entendían ni pizca del inglés o tener que hacer señas para ir al WC por lo mismo. Incluso las palizas de desplazamiento entre etapas, con bus como cuando éramos chicos, yendo de excursión tocando el pito para reanudar la marcha o simular el cumpleaños de un compañero para que una cantante le cantase el "happy birthday"...”

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