No hay nada que se interponga en los sueños de Josep Betalú, que se va a enfrentar a un reto que hasta ahora nadie la logrado completar. El ciclista de Amposta (Tarragona), que está pasando el confinamiento en Costa Rica, quiere completar la Ruta de los Conquistadores en un tiempo que oscile entre las 16h30’ y 17 horas. Una auténtica proeza si tenemos en cuenta que esta prueba costarricense por etapas, una de las pioneras y más duras del mundo, se realiza en tres días.
El ciclista del KH7-Logifrio, tricampeón de La Ruta de los Conquistadores, iniciará su aventura (a la que en Costa Rica llaman ‘Reto del Pacífico al Caribe’) este sábado 30 de mayo a medianoche.
Serán 300 kilómetros y casi 9.000 metros de desnivel acumulado. “El terreno es muy complicado porque es en época de lluvias. Puede estar seco y luego llover mucho hasta ponerse fangoso e intransitable. Es difícil gestionar estos cambios y estos microclimas”, dice un Betalú que entrena habitualmente en este país centroamericano y que a principios de año se pudo estrenar como campeón venciendo la primera edición de la Titan Series Arabia Saudí.
Tres etapas y sus dos enlaces, sin parar
El ganador de cuatro ediciones de la Garmin Titan Desert completará las tres etapas seguidas de las que consta La Ruta de los Conquistadores, con sus enlaces pertinentes. “Serán como cuatro etapas porque habrá que pedalear 2 horas y 2 horas y media, respectivamente, en ambos enlaces”. La climatología y el entorno natural jugarán un papel decisivo para lograr su objetivo. “Tengo previsto hacerlo entre 16 horas y media y 17. Y como solo hay unas 12 horas de luz, saldré a medianoche. La primera etapa será nocturna y se pasa por un parque nacional muy peligroso porque hay animales complicados: Pumas, leopardos, y serpientes terciopelo, cuya picadura deja poco margen de reacción. Esto lo pasaré solo”. Cabe decir que todo ello formará parte de un documental que se grabará. Además, en la caravana que le acompañará muchos medios de comunicación seguirán al deportista y retransmitirán este desafío que tendrá en vilo a muchos costarricenses.
Esta odisea que comunica el Océano Atlántico y el Mar Caribe se basa en el recorrido que realizaron los conquistadores españoles entre 1520 y 1575, encabezados por Juan de Cavallón y Arboleda. Incluye una primera etapa desde Jacó hasta la Finca El Rodeo en Ciudad Colón. Un segundo parcial desde el centro comercial Terramall en Tres Ríos, donde ascenderá hasta San Juan de Chicuá en el cantón de Oreamuno, cruzando los volcanes Irazú y Turrialba y finalizando en el Catie, en la campiña azucarera. Finalmente, la tercera etapa comienza en Turrialba y finaliza en Caño Blanco, en Siquirres de Limón, donde nuestro protagonista será recibido por los cuerpos policiales con todos los honores.
Compromiso social
Betalú cuenta con el apoyo gubernamental para este desafío, que tiene un carácter social con hasta tres objetivos diferentes. “Quiero demostrar a la gente el espíritu de superación personal. Que se pueden conseguir cosas muy importantes en esta vida y superar barreras mentales. Creer que puedes hacerlo es la única manera de conseguirlo”. También desea lanzar un mensaje de agradecimiento a “todos los cuerpos policiales por todo el trabajo que están haciendo en Costa Rica. No es un trabajo fácil. En Costa Rica el coronavirus se ha controlado muchísimo y su trabajo ha sido espectacular”. En este sentido, hay que tener en cuenta la baja tasa de infectados y muertos por el Covid-19. Y, finalmente, el dinero recaudado “será para una causa benéfica, para gente necesitada”.
En estos tiempos convulsos, el corredor de KH7-Logifrío ha encontrado el momento para poder marcarse este objetivo. “Ahora que no hay competiciones es el momento para preparar esto. Son muchas horas. He tenido que entrenar mucho y también he tenido mucho trabajo para cuadrar con patrocinadores y medios de comunicación”. Lo cierto es que lleva más de dos meses trabajando en ello, pero valdrá la pena. “Es algo muy importante que nadie ha hecho nunca y creo que dará la vuelta al mundo”. El conquistador Betalú no tiene límites.