Todo lo que te cuenten, todo lo que puedas ver en Internet, todo lo que te puedas imaginar, está lejos de la realidad. La Gigante de Piedra, con sus 200 km y 6500 m de desnivel positivo, es una carrera que te pone a prueba tanto física como mentalmente. No basta con estar en buena forma física; también necesitas una fortaleza mental para enfrentar el sufrimiento.
La Gigante de Piedra te lleva al límite. Sus 19 ascensos con desniveles sostenidos del 18%, y sus interminables bajadas llenas de rocas, machacan tus manos y cuerpo. Llegas a un punto en el que no sabes si prefieres subir o bajar. Está diseñada para que solo la termines si das lo mejor de ti. Necesitas controlar situaciones extremas para sobrevivir. Las horas pasan, pero los kilómetros parecen interminables. No hay descanso en ningún momento.
Este año, la suerte estuvo del lado de los participantes con una climatología favorable; no hizo calor, lo que evitó un mayor número de abandonos. De los 400 participantes que tomaron la salida, solo 240 llegaron a la meta. El último en cruzarla lo hizo en 17 horas y 40 minutos, lo que demuestra la brutalidad del desafío.
Aitor Mazorriaga, del equipo BIKEZONA TEAM, vivió esta experiencia en carne propia.
Así nos lo cuenta: "Es algo brutal, un territorio hostil en el que cualquier descuido te manda para casa. Menos mal que las previsiones del tiempo se cumplieron y, a pesar de la poca lluvia, las temperaturas no superaron los 20 grados; de lo contrario, habría habido muchos más retirados. Estoy contento con mi desempeño, mantuve un buen ritmo de principio a fin y me mantuve reponiendo energía constantemente (14 geles y 8 bidones). Mi objetivo era superar este ultramaratón, y lo he logrado. Agradezco a todos los voluntarios, médicos y bomberos que estuvieron en los pasos peligrosos, y a la gente de los pueblos por sus ánimos y ayuda."
Aitor Mazorriaga terminó en la posición 69 de la general y 5º en la categoría M50.
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foto: Ruth Davila Fotografía
