Hay días que al ciclismo no le queda más remedio que seguir las leyes que dicta la climatología. Vuelta, Giro y Tour han dejado a aficionados (y escaladores) sin grandes etapas por culpa de la nieve, el viento o la lluvia. En la segunda etapa de la Vuelta a Ibiza Campagnolo no ha habido más remedio que conducir antes de tiempo a los corredores de vuelta a la meta de Sant Rafel. La culpa la tuvieron las tormentas que hacían tronar el cielo de la isla según avanzaba la mañana del domingo.
Hubo espectáculo, pero no se pudo culminar. Los corredores debieron pensar que al mal tiempo, buen ciclismo. La salida se tomó bajo nubarrones que no se decidían a descargar y en Buscastell hubo un apretado mano a mano entre Vidal Celis (MMR) y David López (Sky) por la meta volante. El gregario de Froome pareció levantar el pie en el último momento y fue el cántabro quien se llevó el sprint intermedio.
El recorrido, una dura clásica de 64 kilómetros que debía coronar a los ganadores de la Vuelta a Ibiza, daba pie a los ataques. Los hubo, como se esperaba, en la subida a ses Marrades. En el alto de tercera categoría, David López y Boris Crehueras pusieron ritmo y enfilaron un pelotón que se fue desgajando en varios grupos de no más de diez unidades. Aunque hubo reagrupamiento en el Pla de Corona, el joven Vicent Roig quiso ser protagonista y probó fortuna en los siguientes repechos. Le absorbieron, pero las hostilidades ya estaban desatadas sin remedio. Se preveía lucha sin cuartel en las tres vueltas al circuito, fugas constantes y un descenso de vértigo por la cara sur de ses Marrades, la más dura, de regreso a Sant Rafel.
A la hora de carrera, el cielo empezó a descargar sin remedio. Las gotas de lluvia amenazaban con convertirse en granizo cuando los primeros corredores se acercaban a Sant Mateu y la visibilidad era cada vez más reducida. Fue entonces cuando comenzó otra carrera bien distinta, la que lleva a una organización a suspender una prueba ciclista y a velar por la seguridad de todos los participantes que rodaban por la carretera, sin olvidarse de los voluntarios que habían resistido el chaparrón apostados en los cruces. La radio echó humo en la veintena de coches y motos desplegados por el recorrido. Xicu Serrano, el director de carrera, distribuyó a todos los efectivos para que escoltaran a los ciclistas a meta. Varias furgonetas recogieron a los ciclistas que peor habían soportado la lluvia y pusieron a cubierto a los voluntarios. Los viajes entre Sant Rafel y Sant Mateu, donde varios participantes se habían protegido del agua en el porche de la iglesia, fueron constantes. En apenas tres cuartos de hora se habían evitado riesgos innecesarios.
Esa prevención fue la mejor victoria del día, la que se celebró horas después en la barbacoa con la que finalizó un año más la Vuelta a Ibiza Campagnolo. Allí se repartieron los premios de esta edición. Al no contabilizarse los 30 kilómetros disputados hoy, las clasificaciones no se alteran respecto al primer día. De esta manera, el mallorquín Miquel Carrió se proclama campeón en las categorías absoluta y élite-sub 23 tras los 12 minutos y 37 segundos invertidos para superar los dos tramos cronometrados de ayer. En la general absoluta acompañaron al corredor del Control Pack en el podio los ibicencos José Márquez (Europa Ovini) y David Checa (El Valle). Las actuaciones de David López, que quedó entre ambos, no computaban para la clasificación final. En categoría élite-sub 23, el sanantoniense Efrén Fernández (Master Team) subió a la tercera plaza del podio, por detrás de Carrió y Márquez.
Mayalen Noriega repitió su victoria de 2015 en féminas. La hispanomexicana del MMR completó los dos recorridos en 15 49 , trece segundos mejor que Michaela Reger. Laura Feixas completó el podio femenino en el pabellón del instituto Quartó de Portmany, el lugar en el que se celebró la comida de hermandad que cerró la decimocuarta edición de la Vuelta a Ibiza Campagnolo. La cuenta atrás para la ronda de 2017 acaba de comenzar.