Llevo participando en cada una de las ediciones de la Milenaria desde hace 5 años y cada año me gusta más… porqué, es muy sencillo, cuando unes un pueblo volcado en hacer todas las cosas bien, cuando cada uno de los habitantes está en un rincón del circuito para ayudar, cuando el amor y la pasión por las dos ruedas aparecen de una forma tan especial , solamente puede salir UN CARRERON.
Este año el Track del circuito es nuevo y como no, unas bajadas entre senderos aparecen para deleitarnos con cada una de nuestras pedaladas. Que gozada de circuito.
El sábado la fiesta de la bicicleta es para los niños, carreritas, juegos y mucha diversión en compañía de los más jóvenes, donde la familia se une para hacer deporte, donde se genera una afición que año tras año arraiga en la cantera de Oña … da gusto ver como cada año son más los niños y familias que se implican en participar y ayudar.
A las 9:30 del domingo, estábamos todos expectantes para vivir nuestra aventura, en una plaza abarrotada de ciclistas, con un ambiente festivo, deportivo, medieval e histórico, en un marco de belleza sin igual arranca la Milenaria, neutralizados por las calles del pueblo, pero en cuanto se dio carta blanca los más galgos salieron como postas y Cristina Oliva desde el primer minuto era inalcanzable para ninguna chica del pelotón. Comienzan los senderos, los sube y baja dando una primera vuelta de 22 para volver a pasar por Oña, su catedral, sus calles y su ambiente festivo, donde todos los niños se afanan en darte agua y gritarte dándote ánimos.
Grandes subidas hacen que el pelotón se estire mucho y cada uno esté en su sitio, menos mi compañero Pepelu… ja ja ja que a 200 m de salida zas, un problema mecánico y quedó detrás del coche escoba, toda la carrera pasado a gente. Llegamos a la nueva zona y OHHH deleite para nuestras vidas, pedazo de bajada entre bosque y senderos nos hacen llegar a Oña con una sonrisa que la subida a la iglesia, pedazo rampa, se nos hace corta y llana.
Llegas a meta y toda la organización se vuelca de nuevo en ti, duchas, comida sana, bebida variada y mucha buena compañía. Así es Oña un pueblo con objetivos muy sencillos, hacer que todo el mundo conozca la maravilla de su entorno y hacer que disfrutes con un día de bici inolvidable.
Si no la conoces ven el año que viene, porque los que ya la hemos vivido lo tenemos claro, siempre queremos volver.
Quiero agradecer a mis compañeros Mai y Pepelu, la ayuda y compañía este fin de semana, gracias por estar ahí.
Por Mónica Carrascosa, corredora del BZ Team