Ocho meses exactos son los que han pasado desde aquella primera edición en la que esta innovadora prueba de montaña, una de las más peculiares del calendario, dio el pistoletazo de salida a un fin de semana histórico que concluyó, el domingo 2 de octubre, con una fiesta final en la que tanto participantes como organización no podían ocultar su emoción tras dos días surcando el Pirineo a través de las antiguas rutas del contrabando.
Formato reducido
La opinión, en aquel momento, fue unánime: “No permitáis que esta prueba se masifique porque tiene todas las papeletas de ocurrir”. Por eso, desde la organización, a cargo de Zona Zero Pirineos, Transpyros, Luchon-Louron Cyclisme y Pyrenées 2 Vallées, se ha vuelto a apostar por un formato reducido que permita la máxima atención hacia participantes, recorrido y una compleja logística que, en palabras de Zona Zero Pirineos “exige un cuidado y una forma de ejecutarse casi, casi artesanal”.
En total, serán 120 participantes repartidos en 40 equipos formados por corredores de MTB y trail running los que, este fin de semana, se atreverán con esta gesta transfronteriza a la que este año, además de la comarca de Sobrarbe y el Valle de Aure, se ha unido el Valle de Louron.
Los tres formaron parte del último programa POCTEFA-Dusal de cooperación territorial entre zonas transfronterizas desarrollado bajo el marco de política regional de la Unión Europea; tres años de trabajo conjunto que funcionaron como germen de esta prueba que ha unido más, si cabe, a los tres territorios vecinos.
Un recorrido más alpino y técnico
La carrera dará comienzo el sábado, 1 de julio, en la plaza mayor de Aínsa, desde donde saldrá el primer pelotón de runners en dirección a Escalona.
Desde allí, varios transfers de la organización llevarán a los participantes de la segunda etapa, que se disputará en bici de montaña entre Gistaín y Bielsa pasando por el mítico collado de La Cruz de Guardia, cuya bajada exige un buen manejo técnico de la técnica de descenso.
La etapa reina de trail running de la primera jornada cruzará la frontera con Francia, ascendiendo por el salvaje Valle de Barrosa hasta llegar a la Hourquette de Chermentas, desde donde bajará hasta la estación de Piau-Engaly en un recorrido de alta montaña que promete ser uno de los más bellos del fin de semana.
La última etapa de MTB dará comienzo en Saint-Lary, desde donde los participantes tendrán que ascender hasta el Col D’Azet, para enfrentarse a un descenso muy técnico -escenario de las Enduro World Series- hasta Loudenvielle.
La segunda jornada, la primera etapa de MTB saldrá desde Arreau para llegar a Loudenvielle, desde donde los corredores de trail running comenzarán su ascensión hasta el histórico Puerto de la Pez, escenario de incontables historias relacionadas con el contrabando, el mercadeo y el exilio. Desde allí, los corredores todavía tendrán un largo descenso hasta el Valle del Cinqueta.
La tercera etapa, una de las más esperadas por los corredores de MTB, saldrá desde Ceresa para subir a La Collada y descender, hasta Aínsa, por la archiconocida ruta de Zona Zero Pirineos “Maxiavalanche v.2”, también escenario de las Enduro World Series de 2015 y 2018.
La última etapa de trail running, que pondrá punto final a esta edición, saldrá desde Aínsa para llegar a Boltaña a través de los senderos de la Sierra de Partara.
En total, 8000 metros de desnivel positivo y 160 kilómetros de pura aventura, disfrute en equipo y la mejor alta montaña.
Homenaje a la historia del Pirineo
Este innovador formato que mezcla modalidades, se disputa por equipos y une dos países, es la extensión más lógica del objetivo principal de este evento, que no es sino el de recuperar los históricos lazos que, en la época en la que el contrabando, el mercadeo en alta montaña e incluso el exilio, unieron a los habitantes de uno y otro lado de la frontera.
En este aspecto, la carrera tiene un componente histórico muy marcado que, además de en la página web del evento y en la elección del propio recorrido, se puso de manifiesto en la edición pasada cuando Carlos Ciprés, vencedor de la etapa que cruzó el Puerto Viejo de Bielsa, brindó la victoria a sus abuelos, quienes tuvieron que cruzar el mismo puerto, en 1938, huyendo de la Guerra Civil.
Este sentimiento de hermandad también se ha visto reflejado en la implicación de los ayuntamientos y entidades locales y comarcales de ambas zonas fronterizas, que se han sumado al patrocinio de las marcas -Estrella Damm, Adidas, Five Ten y Lurbel- para apoyar esta emocionante prueba que, este fin de semana, inundará el Pirineo central de historia, esfuerzo compartido en equipo y, seguro, un puñado de emotivas celebraciones.