No se podía pedir más épica para empezar la quinta edición de la Transpyr. La primera etapa ha salido de Roses bajo un cielo amenazador ya partir de la mitad de recorrido de la fuerte lluvia, con episodios torrenciales y granizo, ha condicionado la jornada poniendo al límite la destreza y la resistencia de los 350 ciclistas que habían tomado la salida.
Israel Núñez y Roberto Bou han sido los más rápidos en cubrir los 120 kilómetros de hoy con un tiempo por debajo de las seis horas, y 7 minutos después llegaron a Camprodon David Mateo y Pablo Botella (Probike Team), seguidos de Oriol Colomé y Wolfgang Krenn (Bicis Esteve). Las extremas condiciones y el frío han provocado muchos problemas entre los corredores, con las primeras caídas importantes y algunos abandonos como el de Xavier Julià, que se ha fracturado un dedo de una mano. Las impresiones de los ciclistas llegando a Camprodon hablaban de una jornada durísima que les ha exigido al máximo, a pesar de la duración de la prueba que requiere cierta dosificación para afrontar con garantías las 7 etapas hasta llegar a Hondarribia.
Por lo menos mañana la lluvia no será obstáculo para los corredores, y se prevé un tiempo estable en el trayecto de 114 kilómetros y 2.190 metros de desnivel positivo entre Camprodon y La Seu d’Urgell. Es una de las etapas más duras y que dan carácter a la Transpyr, afrontando la mítica Collada Verde y la subida al larguísimo puerto de la Collada de Toses, rozando en algún punto los 2.000 metros de altura, la cima del evento en las inmediaciones de las estaciones de esquí de La Molina y Masella.
Por otra parte, los ciclistas de la Transpyr Road también han sufrido con dureza las inclemencias del Pirineo y el riesgo de circular por un asfalto completamente inundado. Ellos salían de Cadaqués y en el trayecto hasta Camprodon han hecho frente a un tramo cronometrado de 20 kilómetros, que se ha adjudicado Toni de la Asunción y se han vivido los dos primeros abandonos.
La Transpyr Road afronta mañana la etapa reina, con 147 kilómetros y el duro ascenso al Coll de Pradell, con más de 1.000 metros de desnivel, rampas del 20% y varios kilómetros con pendiente media del 15%, con un paisaje pirenaico espectacular y llegada a La Seu d’Urgell. El tramo cronometrado, a 44 kilómetros del arco de meta, tiene una distancia de 35 kilómetros.