La nieve amontonada en el circuito de la última prueba de la Copa del Mundo condena a un Larrinaga al que una caída sin consecuencias corta el ritmo y deja fuera del top-30
Javier Ruiz de Larrinaga (MMR-Spiuk) cierra su ciclo de Copas del Mundo de ciclocross de este invierno con un sabor agridulce tras no poder explotar su fuerza en la cita celebrada este domingo en Hoogerheide (Países Bajos), en la que finalizó en 35º lugar a cinco minutos del sorprendente vencedor Martin Bína. "Ni siquiera he terminado cansado, porque la carrera era sólo a base de técnica", señalaba el corredor alavés. "Corrías con mucho miedo porque las caídas te podían llegar en cualquier momento, y de hecho es lo que me ha sucedido a mitad de carrera. Iba progresando para estar entre esos treinta primeros, me he ido al suelo y ya no he podido encontrar el ritmo".
"Seguramente todos los que han entrado en el top-10 se han caído en algún momento y es lo normal", explica Larri sobre el trazado neerlandés. "De hecho, cuando hemos visto las carreras de por la mañana hemos pensado buf, esto se está poniendo aún peor . Era muy resbaladizo, con curvas en las que había que bajarse y tramos de bajada muy complicados, que desafiaban a cualquiera. Pero me voy descontento porque no he podido aprovechar mi buen momento de forma".
"Tras hacer dos Copas del Mundo bastante buenas en Navidades, me marcho con este sabor agridulce. Es cierto que llevábamos sin correr en este tipo de terrenos desde el Mundial de Tabor en 2010, y que no es lo que normalmente nos encontramos, pero me hubiese gustado estar a mejor nivel", sostiene, al tiempo que piensa ya en las dos citas del próximo fin de semana en Burgos e Ispaster, "dos carreras más convencionales en las que intentaremos estar cerca de la victoria para cerrar el calendario de casa con un buen resultado".
