Barcelona es una ciudad perfecta para la práctica del ciclismo.
La infraestructura dedicada este deporte es cada vez más tangible en el municipio, con una sucesiva construcción de carriles bici año tras año. La Ciudad Condal ha sido noticia recientemente por albergar la etapa final de la “Volta” a Cataluña. La montaña de Montjuïc, uno de los puntos verdes de la capital catalana, acogió el último tramo de la competición.
La “Volta” número 100 cerró la epopeya ciclista con una etapa matinal de 133 kilómetros; partiendo desde la avenida barcelonesa de María Cristina y finalizando en el Castillo situado en el punto más alto del promontorio. La tradicional competición catalana no acababa en este lugar desde el año 1986, por lo tanto, fue un evento muy esperado.
Con la Volta a Catalunya ya finalizada y el triunfo final de Adam Yates, el próximo evento importante será el Giro de Italia. Los dos máximos aspirantes a ganar la competición son Egan Bernal y Remco Evenepoel, para las casas de apuestas de ciclismo. El Giro tendrá lugar entre el 8 y el 30 de mayo, y los aficionados al ciclismo ya esperan la fecha con altas expectativas.
Como todavía quedan unos días para que se inicie la competición transalpina, es el momento de analizar cuáles son los puntos fuertes de la montaña de Montjuïc con relación al ciclismo. Una actividad interesante si deseáis emular a los ciclistas que participaron en la competición catalana.
Primeramente, destacaremos las bondades inherentes que ofrece la cima barcelonesa por sus características naturales. Con 170 metros, ofrece un desnivel muy asequible para personas iniciadas en este deporte. El gran número de carreteras construidas alrededor del macizo, junto a su buena señalética, convierten su conquista en una experiencia muy fácil. Es habitual ver a una gran cantidad de ciclistas a lo largo de la semana, siendo un hecho especialmente tangible en los fines de semana. El punto más alto de Montjuïc -espacio donde se levantó el castillo homónimo- suele ser el lugar donde la gente aprovecha para poner punto final a la aventura.
Entre los años 1965 y 2007, el ascenso a la montaña marcaba el punto final a la temporada ciclista profesional en España. Montjuïc también ha formado parte de otras competiciones muy dispares, como es el caso del Gran Premio Massi o los espectaculares Campeonatos de Cataluña de Ciclocross.
Dejando de lado los aspectos puramente deportivos, hay que destacar también el valor patrimonial de los edificios que se encuentran diseminados por la zona. Pasear con la bicicleta ayuda a analizar las diversas construcciones históricas que allí se encuentran, contemplándolas desde otra perspectiva. Empezando por el Palacio Nacional que alberga el Museo Nacional de Arte de Cataluña, un edificio majestuoso que se edificó para celebrar la Expo del 29 y que seguidamente se convirtió en un espacio cultural. La imagen que todos tenemos se basa en un plano frontal, con la bici también podemos obtener una toma lateral del complejo arquitectónico.
Cerca de las carreteras que rodean Montjuïc también se pueden ver otras edificaciones interesantes, como es el caso del Estadio Olímpico, la Fundación Joan Miró o el castillo al que antes hacíamos referencia. Un espacio que ha dominado el skyline marítimo desde la segunda mitad del siglo XVIII. Rodear el castillo ayuda a tomar conciencia de su magnitud y ofrece también la posibilidad de contemplar la ciudad desde una perspectiva única.
Otra de las bondades que alberga la "Montaña Mágica" es que el tráfico rodado está limitado a 40 kilómetros por hora. Suele ser un punto de peregrinación masiva de estudiantes que están intentando conseguir el carnet de conducir. Esta limitación de velocidad ayuda a que los ciclistas puedan sentirse seguros, unas condiciones viales que no se aplican en otros lugares de Barcelona. Al ser un punto eminentemente turístico, cultural y deportivo, no existe el volumen de tráfico equiparable al de las zonas más bulliciosas de la Ciudad Condal, puntos por donde las personas acostumbran a transitar para trasladarse a sus lugares de trabajo.
Por sus carreteras han pasado todo tipo de ciclistas de renombre, desde Joaquim Rodríguez hasta Federico Martín Bahamontes, ganador del Tour de Francia de 1959. Un lugar histórico muy ligado al deporte, a la cultura y a la naturaleza que puede convertir vuestra escapada rutinaria en toda una aventura. No os dejéis llevar por los prejuicios que dibujan Barcelona como una ciudad caótica y poco apta para el ciclismo, y descubrid Montjuïc por vosotros mismos.