La localidad castellonense de Oropesa del Mar se vistió de gala este fin de semana para celebrar la primera edición de la Mediterranean Epic Gran Fondo. Bajo el lema “Castellón, paraíso ciclista”, Publicom Sport Events, una vez más, ha puesto toda la carne en el asador, para ofrecer a todos los aficionados al ciclismo un evento único en el Mediterráneo.
Esta prueba ofrecía dos opciones de recorrido para los 2.500 ciclistas que quisieron ser protagonistas del nacimiento de esta gran marcha cicloturista. 208 km para la distancia gran fondo o 112km para la medio fondo. Dos trazados en los que los ciclistas pudieron disfrutar de los puertos más épicos del interior de Castellón.
En la presentación del evento ya se pudo ver la cara del embajador de la prueba, Pedro Delgado, junto a los pilares fundamentales que sostienen una prueba de esta envergadura, respaldada por organismos como la Generalitat Valenciana a través de su programa Comunitat de l´Esport, la Fundación Trinidad Alfonso, la Diputació de Castelló y el Ajuntament d´Oropesa del Mar. Las primeras sonrisas se pudieron ver durante uno de los primeros actos del fin de semana, un concierto de rock en primera línea de playa. Un auténtico lujo donde ciclistas y familiares disfrutaron tanto como encima de las dos ruedas.
En el Palau D´or se continuó con el resto de actividades pre-carrera, como la recogida de dorsales y bolsa del corredor, una completa feria de exposición deportivas o conocer al ganador del Tour de Francia de 1988. Entre las autoridades presentes que acudieron al corte de cinta se encontraban: Vicent Marzá, Conseller d´Esports; Araceli de Moya, Alcadesa de Oropesa del Mar y Jordi Llopis, Concejal de Deportes,
La salida se dividió en dos partes, las primeras pedaladas las dieron los atrevidos ciclistas que escogieron la larga distancia para luego conitinuar con los valientes de la media distancia. Una serpiente verde, luciendo el maillot oficial de la prueba, salió de la costa con dirección hacia el primer ascenso, el puerto de Cabanes. La combinación de mar y montaña no solo funciona en el mountain bike, sino que también ha sido la protagonista en el mundo de las ruedas finas.
Los 2.500 participantes pronto comenzaron a descubrir los tesoros ocultos de las carreteras de Castellón.El pelotón cada vez más estirado y con buena media de velocidad, pasó por las poblaciones Vilanova Dalcolea y Torre d En Domènec hasta llegar al inicio del segundo puerto, La Serratella, que añadió un poco más de tensión a los participantes que estaban dispuestos a exprimirse al máximo, puesto que se trataba de un puerto cronometrado. A la altura de Albocàsser, las dos distancias se separaron. La distancia media volvió hacia la costa, pero no fue tarea fácil ya que les esperaba el puerto de la Bandereta con casi 800 metros de altitud. Los más valientes continuaron con el Gran Fondo. Todavía les quedaban cuatro puertos de montaña que subir: El puerto de Tirig-Catí con 682 metros, Benasal y Culla con 1050 metros, Benafigos y Coll de Vidre con 1064 metros y, por último, la cota más alta de la jornada, con 1099 metros: el Alto de Chodos. Con paso por las poblaciones de Chodos, Atzeneta del Maestrat, Les Useres y la Barona, los ciclistas de las dos distancias volvieron a encontrarse para, juntos, volver hacia la costa y finalizar la jornada en Oropesa.
Una prueba con cabida para todo tipo de ciclistas: escaladores, rodadores, sprinters, gregarios… De lo que se trataba era de disfrutar de una jornada ciclista, en un territorio ideal para este deporte como es la provincia de Castellón.
