Roman Kreuziger, corredor del equipo Tinkoff-Saxo, quien lleva sin ganar una competición desde 2013, su última victoria fue en la clásica Amstel Gold Race en Abril de ese año, ha estado bajo la estricta mirada de la AMA y la UCI.
Entidades que el pasado mes de junio del año 2014 solicitaron la apertura de un expediente sancionador con motivo de unas supuestas irregularidades en los análisis de sus datos biológicos recogidos en abril y agosto de 2011 y en abril y mayo de 2012 respectivamente aunque durante el año 2013 se habían aclarado todas las dudas.
Tras varias consideraciones, tanto la Agencia Mundial Antidopaje y la Unión Ciclista Internacional han decidido no sancionar al ciclista de Tinkoff-Saxo alegando que tras el análisis de las informaciones obtenidas no existen pruebas constitutivas de sanción. El equipo del corredor ha emitido un comunicado apoyando a su ciclista tras la resolución.
El corredor checo ha pasado un verdadero infierno durante estos años en el que su carrera deportiva y su futuro profesional pendían de un pequeño hilo muy fino. Llegó a someterse a una prueba ante un polígrafo con el objetivo de disipar las nubes negras que se cernían sobre él. Durante la prueba le realizaron tres sencillas preguntas, todas ellas relacionadas con él y el dopaje llegando a publicar, el propio Kreuziger, los resultados en una página web con el objetivo de aportar transparecia y veracidad a su persona.
