
Otra de las dificultades básicas la ha superado con la previsión y la experiencia: “Siempre he llevado una garrafa de 5 litros de agua como reserva de emergencia. Ha valido la pena porque en dos ocasiones no logré avituallarme de agua en lugares donde en teoría había gente viviendo”, recuerda el aventurero. El peso extra le supuso la salvación en la etapa entre 29 Palms y Baker, una sección de 130 millas (220 km) en la que sólo podía conseguir agua en Amboy o Kelso. El primer pueblo que figuraba en el mapa resultó estar abandonado. “A Kelso llegé prácticamente deshidratado. Jamás he pasado tanta sed. El viento de cara consumió toda mi energía y también mi agua, ya que tenía que beber cerca de seis litros diarios para no sufrir calambres o dolores de cabeza. El calor era insoportable a partir de las ocho de la mañana”, detallaba Sergio Fernández. Tampoco han faltado las averías. En total ha sufrido cinco pinchazos, aunque dos de ellos fueron más graves de lo habitual y tuvo que cambiar la cámara. También tuvo que cambiar cuatro radios de la rueda trasera, rotos durante la travesía del parque nacional de Joshua Tree, en donde utilizó la inhóspita ruta del Berdoon Canyon, uno de los lugares más “acogedores e inolvidables de la expedición”, manifestaba irónicamente el aventurero. Pero no todo han sido penalidades y apuros. Durante la travesía ha podido contemplar la realidad del desierto florido. Los lugareños no recuerdan una primavera tan colorida desde hace décadas. Las lluvias torrenciales del pasado invierno han hecho florecer especies vegetales que se creían extintas pues no se veían desde hacía décadas. Tal explosión de vida ha supuesto que los pequeños mamíferos abunden y también los depredadores, como los coyotes o las serpientes de cascabel, con los que el cicloaventurero tuvo algunos encuentros que describe como “fascinantes, lo mejor del viaje”. También tuvo la suerte de encontrar una tortuga de tierra y sobre las dunas de Death Valley halló los rastros de gran cantidad de fauna de costumbres nocturnas, como ratas canguro, lagartos, etc.

Durante el recorrido, que ha evitado siempre las carreteras más transitadas, ha pedaleado a través del desierto de Anza Borrego, el parque nacional de Joshua Tree, la Mojave Desert Preserve y el parque nacional de Death Valley. Por último, para alcanzar la ciudad de Las Vegas, en Nevada, ha pensado seguir el trazado del Old Spanish Trail, la ruta que utilizaron los colonos que descubrieron y bautizaron el legendario y emblemático Death Valley. Cuentan los anales de aquellos tiempos que un grupo de 300 personas venidas de medio mundo llegaron a Salt Lake City cuando el invierno ya había barrado el paso montañoso que se utilizaba habitualmente para alcanzar la ansiada California. En vez de esperar a la primavera, ávidos de fortuna y llenos de esperanza, intentaron abrir un nuevo paso a través del desierto. Para llegar a las salinas de Death Valley tuvieron que dejar parte de sus carretas atrás. Una vez allí se toparon con otro obstaculo natural. Las montañas nevadas que culminan en el Telescope Peak, de 11.000 pies de altura. Atrapados entre dos sierras, quemaron sus carretas para poder cocinar la poca carne que les quedaba a sus animales de tiro. Sólo así sobrevivieron al invierno en un lugar en el que creyeron vivir más cerca del infierno que de ningún otro lugar. Razón no les faltaba. El lago salado de Badwater, cuya agua ni las mulas podían beber, se encuentra 85 metros por debajo del nivel del mar. De ahí la categórica descripción que hicieron aquellos pioneros de Death Valley: “A 30 millas de agua dulce. A 30 millas de leña. A 30 pies del infierno”. Cambios en el calendario Sobre el siguiente destino del Reto Top Cable 7 Desiertos, Sergio Fernández anuncia cambios. Aunque había previsto viajar a Mongolia para cruzar el desierto de Gobi, seguramente cambie el orden de las expediciones y viaje primero al mayor desierto del mundo: el Sahara. Para ello ha planteado una ruta que parte “de Marruecos, va hacia Argelia y entra Níger desde Tamanrasset. La época ideal es el invierno, por lo que hay que empezar a pedalear en otoño, siempre que la situación sociopolítica de la zona lo permita, pues la frontera entre Argelia y Níger es inestable y no muy recomendable para viajeros solitarios”. ¿Qué es el “Reto Top Cable 7 Desiertos”? Más de cinco años de viajes a través de los lugares más inhóspitos del planeta. Más de 30.000 km previstos en un total de siete expediciones. Todos ellos en bicicleta de montaña, sin asistencia externa de ningún tipo, en los rincones más aislados del mundo. Los desiertos de Australia, Atacama (Chile), Gobi (Mongolia), Kalahari (Botswana), Namib (Namibia), Mojave (Estados Unidos) y Sáhara son el objetivo del periodista y aventurero catalán Sergio Fernández Tolosa, que se propuso hace dos años viajar a través de ellos en bici y en solitario. El “Reto Top Cable 7 Desiertos” consiste en atravesar en bicicleta los siete desiertos más grandes y emblemáticos de los cinco continentes. El proyecto surgió en la mente del protagonista de la historia durante un viaje en bicicleta por el sur de Túnez, a las puertas del Sahara, durante febrero de 2002. “Siempre he sentido una gran atracción por el desierto. En Túnez tuve ocasión de sentirme como nunca. El aislamiento es la verdadera aventura”, manifiesta Sergio Fernández. Tras estudiar con detalle todas las opciones, con la ayuda y consejos de viajeros con experiencia en travesías saharianas en vehículos a motor, Sergio Fernández diseñó varias rutas para los desiertos más representativos de cada continente. En 2003 realizó la travesía íntegra de Australia por el centro del país y en 2004 culminó un viaje de 9.000 km por la Patagonia y el desierto de Atacama en el salar más grande del planeta.