La inacabable regularidad de Alejandro Valverde en las clásicas de las Ardenas ha vivido hoy domingo un nuevo capítulo en las bodas de oro de la Amstel Gold Race, primera prueba del tríptico de cotas sobre 258 km con 34 pequeñas ascensiones en la región de Limburgo. El murciano de Movistar Team firmaba la 2ª posición tras el campeón del mundo, Michal Kwiatkowski (EQS), tras una fase decisiva reducida, como en años anteriores, al último paso por el Cauberg.
Antes de dicha ascensión, Movistar Team invirtió gran parte de la carrera al frente del pelotón en beneficio de su jefe de filas. La labor en el llano de Sutherland, Erviti y Sütterlin fue después sustituida por el trabajo de persecución de Rojas y un destacado Gorka Izagirre, atentos para auxiliarle tras una avería a 45 km de meta y después controlar un importante ataque con Martin (EQS) y Nibali (AST) como protagonistas. Valverde entró perfectamente colocado a la curva a izquierdas que conducía al Cauberg y, aunque inicialmente más retrasado en la subida, remontó con bravura en el falso llano posterior para entrar a rueda de Gilbert (BMC) y Matthews (OGE), quienes lo probaron con mayor fuerza.
El posterior reagrupamiento obligó a Valverde a enfrentarse a un sprint donde sumó su tercer cajón en la Amstel -2º en 2008, 3º en 2013- y el undécimo entre las tres clásicas de las Ardenas. La buena condición del crack de Movistar Team queda en cualquier caso plenamente demostrada antes de la Flecha Valona (miércoles, 22), donde defenderá su brillante triunfo de hace doce meses.
Así lo vivió Alejandro Valverde: “Yo creo que no se puede reprochar absolutamente nada al resultado; acabar 2º, con un final más abierto que el que había años atrás acabando en el Cauberg, en una llegada como esta en grupo y después de todo el trabajo tan bueno que ha hecho el equipo… no se puede pedir más. El incidente no ha sido un pinchazo, sino una rotura de cambio. Un corredor del MTN me ha metido los radios en el cambio, la patilla se ha roto y he tenido que parar obligado y coger la bici de repuesto. Sí es cierto que la carrera iba ya bastante lanzada, pero con el equipo no ha sido problema.
Creo que he entrado muy bien al Cauberg, pero tras el acelerón después de la curva ha habido un parón y la gente se me ha echado encima. Me lamentaba por dentro, ‘otra vez, siempre me pasa lo mismo’, pero afortunadamente y aunque cuando ha arrancado Gilbert he visto que se iba lejos, tenía buenas piernas y en cuanto he visto sitio para pasar he arrancado y he podido llegar bien. Sí se me ha pasado por la cabeza rematar cuando he llegado hasta Gilbert y Matthews, y de hecho enseguida he intentado arrancar, a ver si se miraban, pero no han dejado espacio. Creo que era de los más fuertes, he hecho segundo, muy cerca, siempre intentando ganar y en ese sentido hay que estar contentos.
Para mí, la Lieja es la prueba de las tres en que tengo más opciones, la que mejor me viene, pero por supuesto no hay que descartar nada el miércoles. Con la cota nueva [Cherave] a 5 km de meta creo que va a cambiar la carrera y llegará todo más estirado y puede que más reducido. Pienso que hay muchos rivales en un gran nivel, no he visto ninguno que sobresalga, y la pelea será muy pareja tanto el miércoles como el domingo”.